Te levantas
muy justo con el tiempo, en poco más de media hora debes entrar a trabajar o
comenzar los quehaceres del hogar para que todo funcione correctamente. Apenas
desayunas y ya te embarcas en la empresa de comenzar un día lleno de
actividades. Mentalmente haces un recuento de todo lo que debes hacer, tratas
de no olvidarte nada para que no se te acumulen las cosas ni tengas nada que
lamentar. Mientras te tomas el té o el café a mil agradeces a Dios por el nuevo
día que te permite vivir y enseguida recuerdas algo que no se te puede pasar. Y
así comienzas tu día, tan apresuradamente que cuando quieres acordar ni la
Biblia alcanzaste a abrir y si lo hiciste leíste lo primero que encontraste a
las apuradas como para cumplir con tu conciencia. El día pasa y terminas tapado
de actividades, entre las fijas y los emergentes que nunca faltan. Para cuando
llegó la noche estás tan cansado/a que sólo quieres relajarte en un momento de
ocio e irte a dormir.
Así es como se nos va la vida en un círculo
vicioso que parece interminable. El trabajo y los quehaceres nos consumen tanto
tiempo y energías que ya no queda espacio para estar en familia y ni hablar de
apartar un tiempo para estar con Dios.
Cuando nos queremos
dar cuenta comenzamos a vaciarnos de Dios, porque los días, semanas, meses y
años se nos van en las cosas superfluas de la vida que, aunque varias son
indispensables (como el trabajo), el punto está en que descuidamos nuestra vida
espiritual y familiar, a tal punto que ya no recordamos cuándo fue la última
vez que estuvimos con el Señor disfrutando de su presencia; y tampoco nos
acordamos de cuándo fue la última vez que disfrutamos de la compañía de nuestra
familia.
Si ese es el
tipo de vida que llevas ¡NECESITAS DETENERTE POR UN MOMENTO y reflexionar! ¿Por
cuánto tiempo más soportarás ese trajín? ¿No notas que se te acaban las fuerzas
rápidamente? ¿Que si no buscas a Dios tu vida va dejando de tener el mismo
sentido? ¿Que no eres ni puedes hacer nada si Él no ocupa el primer lugar en tu
vida?
¿DÓNDE ESTÁ LA CLAVE DEL PROBLEMA?
Justamente en
que no estás yendo a la fuente, a la fuente de vida eterna que es nuestro Dios.
Tanto permitir que las actividades te consuman, abandonas tu lugar, qué
únicamente está en el corazón del Padre amoroso, que tanto desea comunicarse
contigo. Y te aseguro que Él es el primer interesado en darse a conocer a ti en
un tiempo de intimidad diario.
En la
siguiente ocasión Jesús va a la casa de Marta y María, dice Lucas 10:39 que
María se sentó a los pies de Él para oír sus palabras. Los versículos 40 al 42
relatan lo que sigue a continuación:
“Pero Marta se
preocupaba con muchos quehaceres, y acercándose, dijo: Señor, ¿no te da cuidado
que mi hermana me deje servir sola? Dile, pues, que me ayude. Respondiendo
Jesús, le dijo: Marta, Marta, afanada y turbada estás con muchas cosas. Pero
sólo una cosa es necesaria; y María ha escogido la buena parte, la cual no le
será quitada.”
Jesús llegó a
casa de estas mujeres para compartir de su Reino con ellas pero se encontró con
dos actitudes muy distintas. Si pones atención en la disposición de cada una
ante la visita del Señor con cuál te identificarías ¿Qué le estás diciendo al
Señor con tus hechos? “Aquí estoy Padre, no puedo vivir sin ti, háblame ¿Qué
quieres de mí?” o le dices “Ahora estoy demasiado ocupado para escucharte,
mejor más tarde” (y ese momento nunca llega).
Marta quería
servir al Señor de la mejor manera posible pero en sus fuerzas, cuando de nada
sirvió ¿En qué se glorifica Dios si todo lo haces tú? ¿Cómo puedes escucharlo
si estás aturdido de ocupaciones? Si tu mente está en cualquier cosa menos en
Él ¿Cómo se supone que crecerás espiritualmente?
Muchas veces,
pretendiendo servir al Señor terminamos “ocupándonos” más de su obra que de
estar con el Señor de la obra, cuando 1 Corintios 1: 9 nos dice: “Fiel es Dios,
quien los ha llamado a tener comunión con su Hijo Jesucristo, nuestro Señor.”
(NVI)
¿Crees que
puedes atender al llamado de conocer a Cristo si sigues viviendo afanado y
turbado por tantas cosas?
¿Te imaginas
al Señor tomándose un tiempo para visitarte y tú tan lleno de tareas que ni
cuenta te das? De hecho, es lo que suele pasar siempre. Mientras Marta tenía
una actitud de indignación porque quería que su hermana le ayudara, María
aprovechó a Jesús al máximo, ella sí comprendió la importancia de dejar todo a
un lado para atender al Único que merece toda nuestra atención.
Para la
desenfocada Jesús expresó estas palabras: “Marta, Marta, afanada y turbada
estás con muchas cosas. Pero sólo una cosa es necesaria; y María ha escogido la
buena parte, la cual no le será quitada.
A Dios nada se
le escapa ¿Por qué crees que esto quedó registrado en su Palabra? Porque sabía
que incesantemente tendemos a distraernos de su persona por atender esas muchas
cosas que desvían nuestra mirada de Él.
“Pero sólo una
cosa es necesaria” ¡Oh, qué palabras tan maravillosas! ¿No quieres ser como esa
mujer que eligió quedarse con la mejor parte? ¿Quién podrá quitarte lo que
vivas con el Señor en lo personal?
¿QUÉ HACER?
“Así dice el
SEÑOR: Paraos en los caminos y mirad, y preguntad por los senderos antiguos
cuál es el buen camino, y andad por él; y hallaréis descanso para vuestras
almas. Pero dijeron: ``No andaremos en él.” (Jeremías 6:16)
Israel se
había desviado de la senda de justicia para seguir la de la idolatría y la
iniquidad y Dios lo llamaba para que volviera a las sendas antiguas del pacto y
de la ley de Moisés. De igual manera, debes meditar sobre el camino que estás
recorriendo, si es por el que comenzaste a transitar cuando estabas enamorado
del Señor o si te desviaste tanto que ya no sabes ni dónde te encuentras. No es
necesario que te hayas ido al mundo, pero de un momento a otro comenzaste a
dejar de buscarlo y ese descuido desplazó a Dios del lugar que le corresponde
en tu corazón.
Si se apagó tu
primer amor con el Señor, clama a Él y pídele que avive el fuego que una vez
ardió en tu interior por estar en su presencia. Si consideras que sólo quedan
cenizas recuerda que Dios creó todo de la nada y que está dispuesto a
reconciliarse contigo aunque le hayas fallado.
Andar en los
caminos de Dios es descanso para nuestras almas. Él es nuestra paz, nuestro
gozo, nuestro amor, nuestro todo ¡Y debe serlo por siempre! No permitas que la ocupación
te robe tu tiempo de intimidad. Si lo buscas a Él primero todas las demás cosas
vendrán por añadidura (Mateo 6:33) sabiendo que separados de Él realmente nada
con valor eterno puedes hacer (Juan 15:5).
Hoy el Señor
te pide que dejes lo urgente para enfocarte en lo importante. Quiere darte el
descanso que tu alma está pidiendo a gritos y que vuelvas a ubicarte en tu
lugar, su corazón. Sí, sólo allí estarás seguro/a. De hecho, fuiste creado/a,
nada más y nada menos que para formar parte del corazón del Padre y que Él
ocupe Todo Tu Corazón.
Si esto es lo
que quieres te invitamos a hacer esta oración:
“Padre,
perdóname por hacerte a un lado ocupando tu lugar con cosas que de nada
aprovechan, reconozco que ya no puedo más, que sin ti no puedo vivir, que te
necesito desesperadamente. Ayúdame a restaurar mi comunión contigo, dame las
fuerzas que necesito para comenzar de nuevo y aprender a amarte cada vez más y
mejor. Agradezco tu fidelidad y tu amor tan grandes más allá de lo que soy. De
ahora en más, decido ser por siempre tuyo/a. Amén”
¡Dios te bendiga!