Historia del término “Ujier”. Durante la edad media, la palabra
Ujier hacía referencia a la persona encargada de guardar las puertas en los
palacios. Cuidaban de que solamente pasaran al interior aquellas personas que
tuvieran motivos serios para reunirse con el rey.
En aquellos tiempos uno de los
personajes más importantes del gobierno era justamente la persona encargada de
guardar las puertas del palacio. En sus manos se hallaba la llave del mismo.
Por ende, debía ser alguien que gozara de toda la confianza del rey. Si el
ujier traicionaba al rey, las llaves del palacio y con ellas el rey mismo
podían caer en manos enemigas. El ujier era el que concedía o negaba acceso al
rey.
Podemos decir en síntesis que la
labor del ujier está relacionada con 1) la recepción de las personas a la entrada
del edificio; 2) la custodia de las puertas, así como el cuidado de que las
diferentes actividades que se realizan al interior sean hechas sin ningún
contratiempo; finalmente, 3) velar por la adecuada presentación de las
instalaciones, en la medida de sus posibilidades.
En el Antiguo Testamento. En la Biblia no se halla la
palabra Ujier, pero sí encontramos en el Antiguo Testamento una muy parecida y
de igual importancia: shoér que quiere decir: custodio de la puerta o portero.
En 2da Crónicas 8: 14 se nombran los siguientes cargos como los más importantes
de la labor del templo:
- Los Sacerdotes: Encargados de los sacrificios y de interceder por el pueblo
- Los levitas: encargados de cantar y ayudar a los sacerdotes
- Los porteros: encargados de guardar las puertas del templo
En 1ra Crónicas 23: 5 se hace un
censo de los levitas que da los siguientes resultados:
- · 38000 levitas
- · 24000 encargados de organizar las actividades del templo
- · 6000 encargados de las actividades de secretaría y legislación
- · 4000 encargados de custodiar las puertas
- · 4000 encargados de las alabanzas.
Es decir, los ujieres o
encargados de las puertas eran también levitas y se hallaban en igual
prominencia que los cantores.
En el Nuevo Testamento. también hallamos las funciones
relativas al ujier. Quizás la más importante sea la referente a la
multiplicación de los panes y los peces en Juan 6:1-15. El relato nos permite
ver claramente que los apóstoles debieron fungir como ujieres en ciertas
ocasiones. Su labor era muy importante para que el ministerio de Jesucristo
pudiese seguir adelante. De no haber tenido a sus discípulos cerca estas
hubiesen sido las funciones que Jesús habría tenido que realizar por su propia
cuenta:
- Buscar entre la multitud a quien tuviese algo de comer.
- Organizar a las cinco mil personas.
- Sentarlas en la hierba de aquel lugar.
- Orar por lo alimentos que Dios estaba proveyendo.
- Repartir entre los cinco mil presentes lo que Dios dio.
- Recoger lo restante.
- Contabilizar, almacenar y transportar el sobrante.
A lo mejor le hubiese tomado todo
el día tan sólo realizar todas estas actividades. Sin embargo, los doce
discípulos están allí para hacer muchas de estas labores de modo que se puedan
agilizar los procesos y la gente pueda ser confrontada con el mensaje de
Jesucristo sin interrupciones.
De igual manera vemos que cuando
la iglesia empieza a surgir, los apóstoles sienten el mismo apremio frente a
las responsabilidades administrativas. Si bien sabían que la labor de ayuda al
necesitado era importante, esta los estaba absorbiendo de tal manera que no
podían dedicarse a lo que era su verdadera función. Los doce entonces se
dirigen a la congregación y dicen: –No es justo que nosotros dejemos la palabra de Dios
para servir a las mesas.
La preocupación de los apóstoles no tiene que ver con la indignidad del
servicio sino con la prioridad de su llamado. Es por esto que, a quienes
comisionan para los asuntos administrativos, son personas seleccionadas en base
a ciertos criterios básicos como son:
- Buen testimonio
- Llenos del Espíritu Santo
- Llenos de sabiduría
Si hubiese sido una función sin
mayor importancia, los doce no hubiesen planteado prerrequisitos tan fuertes.
Las funciones relacionadas con la administración y el orden de la casa del
Señor son muy importantes.
Ahora bien, lo que hemos venido
diciendo se aplica tanto para los diáconos como para los ujieres. Los primeros
serán los encargados de administrar los recursos destinados a los necesitados y
de dar a los que menos tienen en la iglesia. Los segundos se encargan de
recibir a los creyentes y de velar por que el culto se desarrolle sin
contratiempos.
Tanto los unos como los otros
deben ser de buen testimonio y llenos del Espíritu Santo y de sabiduría. Tanto
los unos como los otros son responsables delante de Dios de su función. Tanto
los unos como los otros sirven a Dios por medio de lo que están haciendo.
Algunas personas tal vez vean en
poco la labor de un ujier, otros tal vez la usen como escalón para buscar
puestos de mayor trascendencia, pero lo cierto es que para ser ujier hay que
amar mucho la obra de Dios y amar a Su pueblo.
Tú que estás leyendo este
artículo, cuando visites una iglesia acércate a algún ujier y dale las gracias
por su servicio, anímalo a seguir esforzándose y bendícelo en el nombre de
Jesús, ora por ellos en tu tiempo devocional.
¡Dios bendiga
a todos los y las ujieres de su amada iglesia!