viernes, 23 de junio de 2017

Guerra entre denominaciones cristianas


Hay algo en lo que he estado meditando desde hace un tiempo, algo que veo con mucha frecuencia y en lo que, confieso avergonzado, yo también he participado. Me refiero a una guerra, y no una guerra espiritual contra Satanás, como se nos advierte en las escrituras; tampoco una guerra literal como la que vemos en las noticias sobre el medio oriente, es una guerra entre cristianos, sí, personas que confesamos servir a Cristo.

Hay varios tipos de doctrinas que rigen la vida y creencias de todos nosotros, a eso se le llama DENOMINACIÓN. Independientemente de lo que creas perteneces a una denominación. No puedes decir "Yo sólo creo en Cristo", sencillamente perteneces a una ramificación del cristianismo o no eres cristiano.


Debemos diferenciar entre denominaciones y sectas:
·        Denominaciones son doctrinas dentro del cuerpo de Cristo,
·        Sectas son falsas religiones (grupos que aseguran ser cristianos, pero niegan uno o más de los puntos esenciales de la fe cristiana).

El surgimiento de las denominaciones dentro de la fe cristiana, puede ser rastreado desde la Reforma Protestante (a partir de 1517). El movimiento de “Reforma” de la Iglesia Católica Romana durante el siglo XVI, dio surgimiento a las cuatro divisiones o tradiciones mayores del protestantismo: Luterana, Reformada, Anabaptista, y Anglicana. A través de los siglos, de estas cuatro ramas, surgieron otras denominaciones. La denominación Luterana fue nombrada así por Martín Lutero y estaba basada en sus enseñanzas. Los Metodistas tomaron el nombre de su fundador, John Wesley, quien era famoso por elaborar “métodos” para el crecimiento espiritual. Los Presbiterianos fueron llamados así por su visión sobre el liderazgo de la iglesia – la palabra griega para anciano es presbíteros. Los Bautistas tomaron su nombre, porque ellos siempre enfatizaron la importancia del bautismo.

Cada denominación tiene algunos énfasis o diferencias doctrinales una de la otra, tales como: el método del bautismo; la disponibilidad de la cena del Señor para todos o sólo para aquellos cuyos testimonios puedan ser verificados por los líderes de la iglesia; la soberanía de Dios Vs. el libre albedrío en lo referente a la salvación; el futuro de Israel y la iglesia; el papel que juegan las obras en la salvación; el arrebatamiento pre-tribulacionista Vs. el post-tribulacionista; y la lista puede seguir y seguir. El punto de estas divisiones nunca es Jesucristo como Señor y Salvador, ni la divinidad del Espíritu Santo o la Trinidad, sino más bien, honestas diferencias de opinión de gente piadosa, aunque imperfecta, que busca honrar a Dios y retener la pureza doctrinal de acuerdo a sus conciencias y su comprensión de la Palabra.

En la actualidad, las denominaciones son muchas y variadas. Las principales denominaciones originales arriba mencionadas, han producido numerosas ramas como las Asambleas de Dios, Alianza Cristiana y Misionera, los Nazarenos, Evangélicos Liberales, iglesias Bíblicas independientes y otras.

Pero no todo queda ahí, dentro de las denominaciones mencionadas existen las siguientes categorías (si me permiten llamarle de esa manera):

Con respecto a los dones espirituales y los ministerios apostólicos y proféticos:
·        Cesacionistas. Sostienen que en este tiempo no existen o menguaron
·        Continuistas. Sostienen que todo continúa igual como en el primer siglo

Con respecto al reinado milenial de Cristo:
·        Premilenialistas - regreso de Cristo antes de su reinado milenial con una duración de mil años.
·        Amilenialistas - no habrá un reino literal de Cristo de mil años.
·        Postmilenialistas - ve la segunda venida de Cristo ocurriendo después  del Milenio

Con respecto a las partes que conforman el ser humano:
·        Tricotomistas - alma, cuerpo y espíritu
·        Bicotomistas - cuerpo y alma-espíritu como uno mismo

Con respecto a la festividad navideña:
·        Pro-navidad. No hay nada de malo en celebrar la navidad, pues se celebra a Cristo
·        Anti-navidad. Sólo los paganos celebran esta festividad.

Pero también hay diferencia en esto:
Si la mujer debe o no debe usar pantalones y prendas de vestir.
Si se debe o no se debe escuchar música secular.
Si se debe o no se debe guardar el sábado.
Si se le permite o no se le permite a la mujer ser pastora.
Si está bien o mal que una persona se case luego de haberse divorciado.
Y la lista sigue casi interminablemente

Pero no nos equivoquemos. Nosotros, como creyentes, debemos ser de una mente EN CUANTO A LAS BASES DE LA FE. La diversidad es algo bueno, pero no la desunión. Si dos iglesias difieren doctrinalmente sobre estilo y forma, está bien que permanezcan separadas. Aunque esta separación, no exime la responsabilidad que tienen los cristianos de amarse unos a otros (1 Juan 4:11-12) y finalmente permanecer unidos como uno en Cristo (Juan 17:21-22).

He visto como creyentes son ofendidos por pensar diferente a otros creyentes, han sido maltratados verbalmente y en algunos casos hasta agredidos físicamente. El que un hermano en Cristo tenga una opinión diferente a la mía en un tema secundario de la fe cristiana, no me da el derecho de llamarlo hereje o verlo como mi enemigo, o peor aún, condenarlo al infierno (aunque sólo Dios tiene autoridad para hacer esto). De manera que lo SABIO es tolerar esa diferencia y respetar a mi hermano. Me gusta ver la madurez de hermanos que aunque tienen diferentes puntos de vistas que otros hermanos en la fe, en cuanto a temas secundarios, aún así mantienen el respeto entre ellos.

Yo tengo mis creencias debido al tiempo que llevo estudiando la palabra de Dios lo que me ha llevado a tener convicciones claras en cuanto a muchos temas; sé que muchos están de acuerdo conmigo y también sé que otros difieren de mí, pero esto no me llevará a cambiar para agradar a los que piensan diferentes, ni tampoco los tendré como oponentes, porque nuestro oponente es el diablo y nuestra propia concupiscencia.

Entonces ¿Qué hacer cuando tenga diferencia con otros creyentes? Veámoslo en las escrituras. Hubo un momento de tensión entre los discípulos de Cristo por un tema secundario, pero que a algunos les parecía de suma importancia. La biblia lo relata así:

"Como Pablo y Bernabé tuviesen una discusión y contienda no pequeña con ellos, se dispuso que subiesen Pablo y Bernabé a Jerusalén, y algunos otros de ellos, a los apóstoles y a los ancianos, para tratar esta cuestión. Hechos 15:2

El motivo de la discusión era que los fariseos que habían creído en el evangelio exigían que los nuevos creyentes gentiles fueran circuncidados según la tradición judía. Luego de una seria consideración se pusieron de acuerdo y este fue el resultado:

"Así que enviamos a Judas y a Silas, los cuales también de palabra os harán saber lo mismo. Porque ha parecido bien al Espíritu Santo, y a nosotros, no imponeros ninguna carga más que estas cosas necesarias: que os abstengáis de lo sacrificado a ídolos, de sangre, de ahogado y de fornicación; de las cuales cosas si os guardareis, bien haréis. Pasadlo bien.

Así, pues, los que fueron enviados descendieron a Antioquía, y reuniendo a la congregación, entregaron la carta; habiendo leído la cual, se regocijaron por la consolación." Hechos 5: 27-31

¿Pudieron ver el desenlace? Poniéndose de acuerdo con el Espíritu Santo lograron descubrir que lo que los estaba dividiendo no era algo que pusiera en juego la salvación de los creyentes, sino más bien algo que bien podían hacerlo o no.

Muchos creen que por cualquier cosa se pierde la salvación y por ello asumen posturas muy duras ante otros creyentes, y no se dan cuenta que les falta el amor, la misericordia y la compasión hacia los demás.

No estoy diciendo con esto que vamos a aceptar toda clase de herejía, blasfemia y apostasía como algo normal ¡Claro que no! Quien tal haga se constituye sectario, no creyente y hasta opositor al evangelio de Cristo (y aún a ellos debemos amarlos). Estoy hablando de otros creyentes que no necesariamente afirman todo lo que nosotros creemos.

Mi recomendación final es que meditemos seriamente sobre este tema. No vas a estar de acuerdo con todos los cristianos, ni siquiera con los de tu misma iglesia; y te aseguro que aunque difieran en algunos temas AMBOS PUEDEN SER SALVOS, ambos son hijos de Dios. Así que mi consejo final es este:

"Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia; de modo que se toleren unos a otros y se perdonen si alguno tiene queja contra otro. Así como el Señor los perdonó, perdonen también ustedes."
Colosenses 3:12-13 (NVI)

¡Dios les bendiga!