miércoles, 18 de mayo de 2016

Consecuencias del pecado en la vida de un cristiano


El Diccionario Bíblico Vila/Escuain define el término pecado como el rechazo de la voluntad de Dios, el vivir a espaldas de Dios, la disposición mental que lleva al pecador a hacer la propia voluntad en oposición a la de Dios.

Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia. Por tu abundante compasión, borra mis rebeliones. Lávame más y más de mi maldad, y límpiame de mi pecado. Salmos 51:1, 2

En el Salmo 51, encontramos la sórdida historia del pecado del rey David. Él cometió un horrible, odioso y perjudicial pecado, compuesto por adulterio, intriga y asesinato a pesar de ser hijo de Dios. Los sucesos que están detrás de este salmo se encuentran relatados en 2 Samuel capítulos 11 y 12.

¿Qué sucede cuando un cristiano peca? ¿No perdemos nada cuando pecamos?


Lo que nosotros vemos es esto: Si un cristiano está atado al pecado, está atado al sufrimiento. Tal vez no perderá su salvación (si no se arrepiente), pero el sufrimiento viene tras el pecado como la noche viene tras el día; a esto le llamamos “consecuencias del pecado”.

Primero consideremos qué llevó a David a pecar, las consecuencias del pecado en la vida de un cristiano, y luego en el próximo artículo hablaremos sobre la limpieza del mismo.

¿Sabe usted cómo empezó David a meterse en problemas?

2 Samuel 11:1 Aconteció al año siguiente, en el tiempo que salen los reyes a la guerra, que David envió a Joab, y con él a sus siervos y a todo Israel, y destruyeron a los amonitas, y sitiaron a Rabá; pero David se quedó en Jerusalén. 2 Y sucedió un día, al caer la tarde, que se levantó David de su lecho y se paseaba sobre el terrado de la casa real; y vio desde el terrado a una mujer que se estaba bañando, la cual era muy hermosa.

El rey David no estaba haciendo lo que debía estar haciendo. La Biblia dice que era el tiempo cuando los reyes iban a la guerra. En la tarde David se levantó de la cama. Se levantó, y vio desde la azotea a Betsabé (una mente ociosa es el taller del diablo).

Las  consecuencias del pecado en la vida de un cristiano, un análisis del Salmo 51

1)    El pecado ensucia el alma

Aquí David está orando: "Oh Dios, lávame; Oh Dios, límpiame". Pero él es un rey que viste túnicas reales, duerme en cama de seda, se baña en tina de mármol con jabón perfumado, pero aún así se siente mugriento, sucio.

¿Sabía que si usted es hijo de Dios y peca, se sentirá espiritualmente sucio? Y si no se siente sucio cuando peca, necesita preguntarse si Cristo realmente vive en su corazón. Ningún cerdo ha dicho alguna vez: "Me siento afligido porque estoy sucio". El hijo de Dios se da cuenta de que está sucio cuando peca.

Mucha gente tiene una forma de religión, pero nunca se ha limpiado. Ellos han sido almidonados y planchados, pero nunca han sido lavados. Tienen una suciedad que está presente todo el tiempo, al punto de que en realidad nunca se sienten sucios. Pero cuando un verdadero hijo de Dios peca, se siente sucio. Quiero decirle esto: Si usted puede pecar sin sentirse sucio y mugriento espiritualmente, necesita preguntarse si alguna vez Cristo ha vivido en su corazón; si realmente conoce al Señor.

2)    El pecado domina la mente

En el versículo 3, David dice: "Porque yo reconozco mis rebeliones, y mi pecado está siempre delante de mí". Piense en la expresión: "Y mi pecado está siempre delante de mí". Día y noche, noche y día, lo que David había hecho se había grabado de tal manera en su conciencia, retumbaba tanto en su espíritu que todo el tiempo estaba consciente de ello.

Una prueba para saber si usted ha nacido de nuevo no es ver si puede pecar, sino ver si puede pecar y simplemente ignorarlo, olvidarlo. Si usted es hijo de Dios, el Espíritu Santo no le permitirá ignorarlo ni olvidarlo. David dijo: "Mi pecado está siempre delante de mí". El pecado cometido dominaba su mente. Eso no significa que conscientemente él estuviera pensando en el pecado todo el día.

Hay dos tipos de heridas que pueden llegar al alma humana, a la psiquis humana: una es la culpa y otra la tristeza. La tristeza es una herida limpia; dele tiempo y sanará, pero la culpa es una herida sucia. Simplemente se infecta y sigue así sin detenerse hasta que sea limpiada.

3)    El pecado deshonra al Señor

En el versículo 4, David le dice a Dios: "Contra ti, contra ti solo he pecado y he hecho lo malo ante tus ojos. Seas tú reconocido justo en tu palabra y tenido por puro en tu juicio". Piense sobre la primera parte del versículo donde él dice: "Contra ti, contra ti solo he pecado". Pero, ¿contra quién pecó David?

Al pensar en eso, usted podría decir: "Al cometer adulterio David pecó contra su propio cuerpo. Obviamente también pecó contra su familia. Y no sólo pecó contra su cuerpo y contra su familia; pecó contra la nación de Israel". Ninguno de estos pecados se menciona. Él vio el pecado como lo que realmente es, ¡una afrenta contra el Omnipotente Dios!

Como David amaba a Dios, su corazón estaba roto. Por eso dijo: "Contra ti, contra ti solo he pecado y he hecho lo malo ante tus ojos". Cuando una persona quiere cometer adulterio, a veces planea una cita clandestina, algún encuentro confidencial en algún lugar oculto. Pero David cayó en la cuenta: "Mi Dios, me estabas mirando. Tus ojos vieron lo que hice. Oh Dios, Dios mío, Dios, el Dios que yo amo, Señor, he pecado contra ti. No sólo he quebrantado tu ley, sino que también he roto tu corazón".

Un hombre que no ama a Dios a veces se siente mal por lo que el pecado le hace. Un hombre que ama a Dios se siente mal por lo que su pecado le hace a Dios. Esa es la diferencia.

¿Qué es lo que asusta a un esclavo cuando desobedece? El látigo. Pero cuando un hijo desobedece, es lastimado por el desagrado que le causa a su padre. Cuando usted ama a Dios, puede saber que Cristo habita en su corazón cuando es el pecado, y no el castigo, lo que carga en su conciencia.

4)    El pecado deprime el corazón

En el versículo 8 de este salmo, David habla sobre las consecuencias de su pecado:"Hazme oír gozo y alegría, y se regocijarán estos huesos que has quebrantado".

Está deprimido. No tiene alegría, no tiene gozo. ¡Parecía emocionante mientras lo hacía, mientras estaba cometiendo el pecado! Pero la Biblia dice: "Sabroso es al hombre el pan mal adquirido; pero cuando haya llenado su boca, se convertirá en cascajo" (Proverbios 20:17). David había perdido su gozo. Mire el versículo 12: "Devuélveme el gozo de tu salvación...". No dice: "Señor, restaura mi salvación", porque la tenía. Pero había perdido el gozo de tenerla.

Sólo una cosa le puede quitar el gozo a una persona que ama con sinceridad a Dios; es sólo una, y esa es el pecado. Y sólo un tipo de pecado: el suyo. Cuando alguien peca contra usted, ese es el pecado de esa persona. Su reacción a lo que le hicieron a usted puede quitarle el gozo. Si usted me golpeara en la cara, podría lastimarme y quitarme la felicidad, pero no podría quitarme el gozo. Puede quitarle el gozo a usted, pero no a mí. Si yo reaccionara contra usted de manera incorrecta, eso sí que me quitaría el gozo.

A propósito, si usted quiere ver lo que yo soy o lo que cualquier otra persona es, no mire sus acciones, mire sus reacciones, pues estas muestran lo que ellos realmente son. El golpearme en la cara sencillamente le daría a usted una oportunidad de ver mi reacción. Si usted quiere ver de qué está llena una persona, sólo mire lo que sale de ella cuando es empujada. Si usted empuja a alguien y de esa persona brota el enojo, entonces esa persona está llena de enojo. Si usted empuja a alguien y lo que brota es Jesús, esa persona está llena de Jesús. Si usted quiere saber lo que yo soy realmente, obsérveme cuando alguien me quita algo que es mío. Al ver cómo reacciono, usted conocerá a la persona real que soy.

Debemos mantener el gozo siempre. No estoy hablando de felicidad, estoy hablando de gozo. Hay una diferencia entre felicidad y gozo. La felicidad depende de lo que pasa. Si lo que a usted le sucede es bueno, usted estará feliz. Si lo que le sucede es malo, no estará feliz. A veces nos pasan cosas malas; no podemos esperar estar contentos todo el tiempo. Se enfermaría y se cansaría de estar contento todo el tiempo. Usted no tiene que estar siempre con una sonrisa en su rostro.

No es de extrañar que Pablo pudiera escribir desde una atroz prisión este mandato: "¡Regocijaos en el Señor siempre! Otra vez lo digo: ¡Regocijaos!" (Filipenses 4:4).

El gozo del Señor es constante, y es nuestra fortaleza. La felicidad es como un termómetro que registra las circunstancias. El gozo es como un termostato que controla las circunstancias.

5)    El pecado estropea el espíritu

Ciertamente el pecado degenera el espíritu. David dice: "Crea en mí, oh Dios, un corazón puro y renueva un espíritu firme dentro de mí" (v. 10). El espíritu de David estaba amargado y estropeado.

Los cristianos con un espíritu amargado, son irritables, abusivos y difíciles de tratar. A esas personas nada les agrada. En una iglesia, esas personas empiezan a tener un espíritu crítico. En toda iglesia hay suficientes personas y cosas para criticar. Si usted se enfoca en eso, simplemente mire a su alrededor. Cuando la gente está reincidiendo en pecado, deja de poner su mirada en el Señor y empieza a ponerla en los errores de aquellos por quienes Jesús murió.

Y David, como usted verá, tenía un espíritu crítico. Su espíritu estaba contaminado. Permítame ilustrar a qué me refiero. Natán el profeta, que era como el pastor de David, vino a hacer un reclamo. Recuerde que David había cometido adulterio, y que con el fin de encubrirlo hizo que Urías el hitita, marido de Betsabé, fuera asesinado en batalla.

Al saberlo Natán, fue ante el rey y le dijo algo así: "Rey, hay un asunto que usted debe juzgar. Es algo de lo que usted debe hacerse cargo. En el reino hay un hombre que tiene todo lo que su corazón pueda desear, casas, tierras, rebaños, hatos y una familia grande. Él vivía al lado de un hombre que no tenía nada, excepto una querida corderita. Esta era como una de sus hijas, comía de su propia mesa". Siguió diciendo: "Y rey, cuando el hombre rico tuvo un invitado en su casa, fue y tomó a la querida corderita del hombre pobre, la mató y la asó, y se la dio al forastero. Rey David, ¿qué cree usted que se le debe hacer a ese hombre?". David enfurecido, saltó de su trono y dijo: "El hombre que ha hecho eso pagará cuatro veces". Entonces Natán le dijo: "¡Tú eres ese hombre!" (Ver 2 Samuel 12). Natán usó una parábola para mostrarle a David cómo se había amargado su espíritu.

Observe lo rápido que David juzgó al otro hombre. Lo juzgó por haberse robado una corderita. Pero él se había robado una mujer. Él juzgó a alguien por matar un animal, pero él había matado a un ser humano. Con una viga en su propio ojo, quiso intentar sacar la paja del ojo de otra persona. El que recae en pecado siempre actúa de esa manera. Siempre tiene un espíritu amargado y vil que encuentra fallas en todos los demás.

Las personas que no están en comunión con Dios son rápidas para encontrar las fallas de los demás. Si usted quiere, siempre puede encontrar fallas porque sencillamente todos somos una sociedad de pecadores que al fin y al cabo nos dimos cuenta de eso y nos unimos para hacer algo al respecto.

6)    El pecado destruye el testimonio

Aquí tenemos a David, un hombre conforme al corazón de Dios que amaba a Dios, pero cometió un horrible pecado. El pecado no sólo degenera el espíritu, sino que destruye el testimonio. Esta es una de las peores cosas que pueden ocurrir en la vida de un hijo de Dios por causa del pecado. Observe el Salmo 51:14: "Líbrame de homicidios, oh Dios, Dios de mi salvación, y con regocijo cantará mi lengua tu justicia".

¿Sabe usted por qué la gente no canta en el servicio de alabanza? Porque no está llena del Espíritu. Simplemente está llena de pecado. No tiene nada para cantar. Han perdido su canción porque han perdido su testimonio.

Mire el versículo 15: "Señor, abre mis labios, y proclamará mi boca tu alabanza".

David no estaba alabando a Dios porque sus labios estaban sellados. Su pecado había destruido su testimonio y la alabanza se había secado. No estaba conduciendo almas a Cristo por lo que dice en los versículos 12, 13:"Devuélveme el gozo de tu salvación, y un espíritu generoso me sustente. Entonces enseñaré a los transgresores tus caminos, y los pecadores se convertirán a ti". ¿Puede ver lo que pasó? No había alabanza, no había canción, ningún alma ganada. ¿Por qué? Se lo diré: porque el pecado había destruido su testimonio.

A veces en la iglesia usted verá personas que apenas se sientan con sus brazos cruzados. Parece que dijeran: "Bendíceme si puedes". ¿Y por qué no están alabando a Dios? ¿Por qué no están en comunión? ¿Por qué no están gozosos? ¿Por qué no pueden decir: "Gloria a Dios"? ¿Por qué no pueden alzar sus corazones a Jesús en alabanza? Porque algo anda mal por dentro.

¿Cuáles son las consecuencias del pecado en un cristiano? Ensucia el alma, domina la mente, deshonra al Señor, deprime el corazón, degenera el espíritu y destruye el testimonio.


¿Puede pecar un cristiano? Sí, lo puede hacer. ¿Puede un cristiano pecar y no sufrir? No, eso no es posible.

En el próximo artículo veremos el desenlace de este tema.

¡Dios les bendiga!

Tomado del libro “Lo que cada cristiano debe conocer”
de Adrián Rogers Cap IV