El
Diccionario Bíblico Vila/Escuain define el término pecado
como el rechazo de la voluntad de Dios, el vivir a espaldas de Dios, la
disposición mental que lleva al pecador a hacer la propia voluntad en oposición
a la de Dios.
Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia. Por tu abundante
compasión, borra mis rebeliones. Lávame más y más de mi maldad, y límpiame de
mi pecado. Salmos 51:1, 2
En
el Salmo 51, encontramos la sórdida historia del pecado del rey David. Él
cometió un horrible, odioso y perjudicial pecado, compuesto por adulterio,
intriga y asesinato a pesar de ser hijo de Dios. Los sucesos que están detrás
de este salmo se encuentran relatados en 2 Samuel capítulos 11 y 12.
¿Qué
sucede cuando un cristiano peca? ¿No perdemos nada cuando pecamos?
Lo
que nosotros vemos es esto: Si un cristiano está atado al pecado, está atado al
sufrimiento. Tal vez no perderá su salvación (si no se arrepiente), pero el
sufrimiento viene tras el pecado como la noche viene tras el día; a esto le
llamamos “consecuencias del pecado”.
Primero
consideremos qué llevó a David a pecar, las consecuencias del pecado en la vida
de un cristiano, y luego en el próximo artículo hablaremos sobre la limpieza del mismo.
¿Sabe usted cómo empezó David a
meterse en problemas?
2 Samuel 11:1
Aconteció al año siguiente, en el tiempo
que salen los reyes a la guerra, que David envió a Joab, y con él a sus
siervos y a todo Israel, y destruyeron a los amonitas, y sitiaron a Rabá; pero David se quedó en Jerusalén. 2 Y sucedió un día, al caer la tarde, que se levantó David de
su lecho y se paseaba sobre el terrado de la casa real; y vio desde el
terrado a una mujer que se estaba bañando, la cual era muy hermosa.
El rey David no
estaba haciendo lo que debía estar haciendo. La Biblia dice que era el tiempo
cuando los reyes iban a la guerra. En la tarde David se levantó de la cama. Se
levantó, y vio desde la azotea a Betsabé (una mente ociosa es el taller del
diablo).
Las
consecuencias del pecado en la vida de
un cristiano, un análisis del Salmo 51
1) El pecado ensucia el alma
Aquí
David está orando: "Oh Dios, lávame; Oh Dios, límpiame". Pero él es
un rey que viste túnicas reales, duerme en cama de seda, se baña en tina de
mármol con jabón perfumado, pero aún así se siente mugriento, sucio.
¿Sabía
que si usted es hijo de Dios y peca, se sentirá espiritualmente sucio? Y si no
se siente sucio cuando peca, necesita preguntarse si Cristo realmente vive en
su corazón. Ningún cerdo ha dicho alguna vez: "Me siento afligido porque estoy
sucio". El hijo de Dios se da cuenta de que está sucio cuando peca.
Mucha
gente tiene una forma de religión, pero nunca se ha limpiado. Ellos han sido
almidonados y planchados, pero nunca han sido lavados. Tienen una suciedad que está
presente todo el tiempo, al punto de que en realidad nunca se sienten sucios.
Pero cuando un verdadero hijo de Dios peca, se siente sucio. Quiero decirle
esto: Si usted puede pecar sin sentirse sucio y mugriento espiritualmente,
necesita preguntarse si alguna vez Cristo ha vivido en su corazón; si realmente
conoce al Señor.
2) El pecado domina la mente
En
el versículo 3, David dice: "Porque
yo reconozco mis rebeliones, y mi pecado
está siempre delante de mí". Piense en la expresión: "Y mi
pecado está siempre delante de mí". Día y noche, noche y día, lo que David
había hecho se había grabado de tal manera en su conciencia, retumbaba tanto en
su espíritu que todo el tiempo estaba consciente de ello.
Una
prueba para saber si usted ha nacido de nuevo no es ver si puede pecar, sino
ver si puede pecar y simplemente ignorarlo, olvidarlo. Si usted es hijo de
Dios, el Espíritu Santo no le permitirá ignorarlo ni olvidarlo. David dijo:
"Mi pecado está siempre delante de mí". El pecado cometido dominaba
su mente. Eso no significa que conscientemente él estuviera pensando en el pecado
todo el día.
Hay
dos tipos de heridas que pueden llegar al alma humana, a la psiquis humana: una
es la culpa y otra la tristeza. La tristeza es una herida limpia; dele tiempo y
sanará, pero la culpa es una herida sucia. Simplemente se infecta y sigue así
sin detenerse hasta que sea limpiada.
3) El pecado deshonra al Señor
En
el versículo 4, David le dice a Dios: "Contra
ti, contra ti solo he pecado y he hecho lo malo ante tus ojos. Seas tú
reconocido justo en tu palabra y tenido por puro en tu juicio". Piense
sobre la primera parte del versículo donde él dice: "Contra ti, contra ti solo
he pecado". Pero, ¿contra quién pecó David?
Al
pensar en eso, usted podría decir: "Al cometer adulterio David pecó contra
su propio cuerpo. Obviamente también pecó contra su familia. Y no sólo pecó
contra su cuerpo y contra su familia; pecó contra la nación de Israel".
Ninguno de estos pecados se menciona. Él vio el pecado como lo que realmente
es, ¡una afrenta contra el Omnipotente Dios!
Como
David amaba a Dios, su corazón estaba roto. Por eso dijo: "Contra ti, contra ti solo he pecado y he hecho lo malo ante tus
ojos". Cuando una persona quiere cometer adulterio, a veces planea una
cita clandestina, algún encuentro confidencial en algún lugar oculto. Pero
David cayó en la cuenta: "Mi Dios, me estabas mirando. Tus ojos vieron lo
que hice. Oh Dios, Dios mío, Dios, el Dios que yo amo, Señor, he pecado contra
ti. No sólo he quebrantado tu ley, sino que también he roto tu corazón".
Un
hombre que no ama a Dios a veces se siente mal por lo que el pecado le hace. Un
hombre que ama a Dios se siente mal por lo que su pecado le hace a Dios. Esa es
la diferencia.
¿Qué
es lo que asusta a un esclavo cuando desobedece? El látigo. Pero cuando un hijo
desobedece, es lastimado por el desagrado que le causa a su padre. Cuando usted
ama a Dios, puede saber que Cristo habita en su corazón cuando es el pecado, y
no el castigo, lo que carga en su conciencia.
4) El pecado deprime el corazón
En
el versículo 8 de este salmo, David habla sobre las consecuencias de su pecado:"Hazme oír gozo y alegría, y se regocijarán
estos huesos que has quebrantado".
Está
deprimido. No tiene alegría, no
tiene gozo. ¡Parecía emocionante mientras lo hacía, mientras estaba cometiendo
el pecado! Pero la Biblia dice: "Sabroso
es al hombre el pan mal adquirido; pero cuando haya llenado su boca, se
convertirá en cascajo" (Proverbios 20:17). David había perdido su
gozo. Mire el versículo 12: "Devuélveme el gozo de tu salvación...".
No dice: "Señor, restaura mi salvación", porque la tenía. Pero había perdido
el gozo de tenerla.
Sólo
una cosa le puede quitar el gozo a una persona que ama con sinceridad a Dios;
es sólo una, y esa es el pecado. Y sólo un tipo de pecado: el suyo. Cuando
alguien peca contra usted, ese es el pecado de esa persona. Su reacción
a lo que le hicieron a usted puede quitarle el gozo. Si usted me golpeara en la
cara, podría lastimarme y quitarme la felicidad, pero no podría quitarme el
gozo. Puede quitarle el gozo a usted, pero no a mí. Si yo reaccionara contra
usted de manera incorrecta, eso sí que me quitaría el gozo.
A
propósito, si usted quiere ver lo que yo soy o lo que cualquier otra persona es, no
mire sus acciones, mire sus reacciones, pues estas muestran lo que ellos
realmente son. El golpearme en la cara sencillamente le daría a usted
una oportunidad de ver mi reacción. Si usted quiere ver de qué está llena una
persona, sólo mire lo que sale de ella cuando es empujada. Si usted empuja a
alguien y de esa persona brota el enojo, entonces esa persona está llena de
enojo. Si usted empuja a alguien y lo que brota es Jesús, esa persona está
llena de Jesús. Si usted quiere saber lo que yo soy realmente, obsérveme cuando
alguien me quita algo que es mío. Al ver cómo reacciono, usted conocerá a la
persona real que soy.
Debemos
mantener el gozo siempre. No estoy hablando de felicidad, estoy hablando de gozo.
Hay una diferencia entre felicidad y gozo. La felicidad depende de lo que
pasa. Si lo que a usted le sucede es bueno, usted estará feliz. Si lo que le
sucede es malo, no estará feliz. A veces nos pasan cosas malas; no podemos esperar
estar contentos todo el tiempo. Se enfermaría y se cansaría de estar contento
todo el tiempo. Usted no tiene que estar siempre con una sonrisa en su rostro.
No
es de extrañar que Pablo pudiera escribir desde una atroz prisión este mandato:
"¡Regocijaos en el Señor siempre! Otra vez lo digo: ¡Regocijaos!"
(Filipenses 4:4).
El
gozo del Señor es constante, y es nuestra fortaleza. La felicidad es como un termómetro
que registra las circunstancias. El gozo es como un termostato que controla las
circunstancias.
5) El pecado estropea el espíritu
Ciertamente
el pecado degenera el espíritu. David dice: "Crea
en mí, oh Dios, un corazón puro y renueva un espíritu firme dentro de mí" (v.
10). El espíritu de David estaba amargado y estropeado.
Los
cristianos con un espíritu amargado, son irritables, abusivos y difíciles de
tratar. A esas personas nada les agrada. En una iglesia, esas personas empiezan
a tener un espíritu crítico. En toda iglesia hay suficientes personas y cosas
para criticar. Si usted se enfoca en eso, simplemente mire a su alrededor.
Cuando la gente está reincidiendo en pecado, deja de poner su mirada en el
Señor y empieza a ponerla en los errores de aquellos por quienes Jesús murió.
Y
David, como usted verá, tenía un espíritu crítico. Su espíritu estaba contaminado.
Permítame ilustrar a qué me refiero. Natán el profeta, que era como el pastor
de David, vino a hacer un reclamo. Recuerde que David había cometido adulterio,
y que con el fin de encubrirlo hizo que Urías el hitita, marido de Betsabé, fuera
asesinado en batalla.
Al
saberlo Natán, fue ante el rey y le dijo algo así: "Rey, hay un asunto que
usted debe juzgar. Es algo de lo que usted debe hacerse cargo. En el reino hay
un hombre que tiene todo lo que su corazón pueda desear, casas, tierras,
rebaños, hatos y una familia grande. Él vivía al lado de un hombre que no tenía
nada, excepto una querida corderita. Esta era como una de sus hijas, comía de
su propia mesa". Siguió diciendo: "Y rey, cuando el hombre rico tuvo
un invitado en su casa, fue y tomó a la querida corderita del hombre pobre, la
mató y la asó, y se la dio al forastero. Rey David, ¿qué cree usted que se le
debe hacer a ese hombre?". David enfurecido, saltó de su trono y dijo:
"El hombre que ha hecho eso pagará cuatro veces". Entonces Natán le
dijo: "¡Tú eres ese hombre!" (Ver 2 Samuel 12). Natán usó una
parábola para mostrarle a David cómo se había amargado su espíritu.
Observe
lo rápido que David juzgó al otro hombre. Lo juzgó por haberse robado una
corderita. Pero él se había robado una mujer. Él juzgó a alguien por matar un animal,
pero él había matado a un ser humano. Con una viga en su propio ojo, quiso intentar
sacar la paja del ojo de otra persona. El que recae en pecado siempre actúa de esa
manera. Siempre tiene un espíritu amargado y vil que encuentra fallas en todos
los demás.
Las
personas que no están en comunión con Dios son rápidas para encontrar las fallas
de los demás. Si usted quiere, siempre puede encontrar fallas porque sencillamente
todos somos una sociedad de pecadores que al fin y al cabo nos dimos cuenta de
eso y nos unimos para hacer algo al respecto.
6) El pecado destruye el testimonio
Aquí
tenemos a David, un hombre conforme al corazón de Dios que amaba a Dios, pero
cometió un horrible pecado. El pecado no sólo degenera el espíritu, sino que destruye
el testimonio. Esta es una de las peores cosas que pueden ocurrir en la vida de
un hijo de Dios por causa del pecado. Observe el Salmo 51:14: "Líbrame de homicidios, oh Dios, Dios
de mi salvación, y con regocijo cantará mi lengua tu justicia".
¿Sabe
usted por qué la gente no canta en el servicio de alabanza? Porque no está llena
del Espíritu. Simplemente está llena de pecado. No tiene nada para cantar. Han perdido
su canción porque han perdido su testimonio.
Mire
el versículo 15: "Señor, abre mis
labios, y proclamará mi boca tu alabanza".
David
no estaba alabando a Dios porque sus labios estaban sellados. Su pecado había destruido
su testimonio y la alabanza se había secado. No estaba conduciendo almas a Cristo
por lo que dice en los versículos 12, 13:"Devuélveme
el gozo de tu salvación, y un espíritu generoso me sustente. Entonces
enseñaré a los transgresores tus caminos, y los pecadores se convertirán
a ti". ¿Puede ver lo que pasó? No había alabanza, no había canción,
ningún alma ganada. ¿Por qué? Se lo diré: porque el pecado había destruido su testimonio.
A veces
en la iglesia usted verá personas que apenas se sientan con sus brazos cruzados.
Parece que dijeran: "Bendíceme si puedes". ¿Y por qué no están
alabando a Dios? ¿Por qué no están en comunión? ¿Por qué no están gozosos? ¿Por
qué no pueden decir: "Gloria a Dios"? ¿Por qué no pueden alzar sus
corazones a Jesús en alabanza? Porque algo anda mal por dentro.
¿Cuáles
son las consecuencias del pecado en un cristiano? Ensucia el alma, domina la mente, deshonra al Señor, deprime el
corazón, degenera el espíritu y destruye el testimonio.
¿Puede
pecar un cristiano? Sí, lo puede hacer. ¿Puede un cristiano pecar y no sufrir?
No, eso no es posible.
En el próximo artículo veremos el desenlace de este tema.
¡Dios les bendiga!
Tomado
del libro “Lo que cada cristiano debe conocer”
de Adrián Rogers Cap IV
de Adrián Rogers Cap IV