En el artículo anterior tratamos sobre las consecuencias del pecado en la vida de un cristiano, donde pudimos ver 6 áreas en la vida de un creyente que son seriamente afectadas cuando pecamos, a saber: el alma, la mente, nuestra relación con el Señor, el corazón, el espíritu y la manera como destruye nuestro testimonio.
La reflexión fue basada en el capítulo 51 del libro de los Salmos, analizando la mayoría de sus versículos, en la manera a lo que el rey David sentía al escribirlos.
Ahora analizaremos una vez más el Salmo 51 pero lo veremos desde otro desde otro punto de vista, pensando en la
limpieza del pecado en la vida de un cristiano. En esta ocasión presentaremos cuatro pasos que le mostrarán cómo
volverá la canción, cómo volverá el gozo a sus vidas y cómo se pondrá a cuentas con Dios. Esperamos que estos pasos les sean de ayuda si usted ha experimentado un distanciamiento con Dios y pueda restaurar su relación. Veamos:
1) Confianza
Mire el Salmo 51:1: "Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a
tu misericordia. Por tu abundante compasión, borra mis rebeliones".
¿Sabe usted lo que David sabía? Él sabía que para una multitud de pecados,
había una multitud de misericordias. Sabía que Dios no había dejado de amarlo.
Él dice: "conforme a tu misericordia". Dios no nos ama porque seamos
valiosos, somos valiosos porque él nos ama. Dios no nos ama porque seamos
buenos. "Pero Dios demuestra su amor
para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros"
(Romanos 5:8). Nosotros necesitamos tener la certeza de que sin importar lo que
hayamos hecho, Dios nos ama.
Nunca
le diga a un niño cuando sea tentado a hacer algo malo: "Si lo haces, Dios
dejará de amarte". Esa es una mentira. Usted no puede hacer nada para que
Dios lo ame más, ni para que lo ame menos. Él lo ama y punto. Su pecado puede
contristarlo, pero él lo ama. Si tan sólo pudiéramos entender que Dios nos ama,
y que para una multitud de pecados hay una multitud de misericordias.
"Afortunado"
Un hombre puso el siguiente
anuncio en la sección de objetos perdidos y encontrados de un periódico:
"PERRO PERDIDO. Cojea de una pata delantera, es tuerto del ojo izquierdo,
tiene sarna atrás y en el lomo, no tiene cola. Fue castrado recientemente.
Responde al nombre de Afortunado". Y sí que era un perro afortunado. Le
diré por qué. Porque a pesar de todo lo malo que tenía, alguien lo amaba lo
suficiente como para buscarlo.
¿Sabe?,
nosotros somos afortunados, mejor aún, somos bendecidos. Dios nos ama por pura
gracia. Y quiero que usted tenga esta confianza: Dios lo ama con amor eterno.
Dios
lo ama. ¡Maravilla de maravillas, milagro de milagros! A pesar de que David cometió
un pecado horrible, dañino, nefasto, él pudo tener confianza para orar así: "Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a
tu misericordia. Por tu abundante compasión, borra mis rebeliones".
2) Confesión
El Salmo 51:2,3 dice: "Lávame más y más de mi maldad, y
límpiame de mi pecado. Porque yo reconozco mis rebeliones, y mi pecado está siempre delante de
mí". Observe cómo se refiere David al pecado: "Mi pecado",
no el de otra persona. Él está diciendo: "Dios, yo soy el pecador.
Dios, yo soy el que ha pecado. Reconozco mi pecado. Mi pecado, mi
trasgresión". Hay una cosa que Dios nunca aceptará en cuanto al pecado y
eso son las disculpas. Jesús no murió por disculpas, él murió por el pecado.
No es sólo una admisión
La
Biblia dice en 1 Juan 1:9: "Si
confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados
y limpiamos de toda maldad". El verbo "confesar" cuando se
utiliza en el Nuevo Testamento, está compuesto por dos palabras griegas: homos
y lego que significan "decir lo mismo". En el sentido
bíblico, admitir su pecado no es lo mismo que confesar su pecado. Usted puede
admitir su pecado en un tribunal, pero una confesión de pecado es decir lo
mismo que Dios dice.
Ejemplo de un acusado en una corte:
En la ley terrenal, cuando
un acusado de algún crimen es hallado culpable de un delito tras las
acusaciones del abogado contrario, se le impone la pena máxima de dicho delito.
Pero cuando confiesa dicho delito, aun antes de ser acusado, se le impone la
mitad de la pena por haber confesado el delito y aceptar los cargos.
La
gente siempre ha querido excusarse por su pecado. Empezó en el jardín del Edén.
¿Recuerda?
-Adán, ¿dónde estás? ¿Has
hecho esto?
-Bien, Señor, realmente no
fue mi culpa. Fue la mujer que me diste, fue su culpa.
Y Dios le habló a Eva, y
ella dijo:
-Bien, Señor, pues la
serpiente me engañó.
¡Desde luego la serpiente
no tenía ninguna excusa!
La
naturaleza humana quiere decir: "No fui yo, fue el otro". Las excusas
abundan: "Es que fui criado en una familia disfuncional. Mi familia es de
mal genio. Tuve un mal funcionamiento glandular. Es que él o ella me sedujo".
Sea lo que sea, son disculpas en lugar de confesión.
Amigo,
esa confianza debe ir seguida por una confesión: "Reconozco mi
trasgresión". La Biblia enseña que: "El
que encubre sus pecados no prosperará, pero el que los confiesa y los abandona
alcanzará misericordia" (Proverbios 28:13). Cuando nosotros intentamos
cubrir el pecado, Dios lo destapa. Cuando lo destapamos, Dios lo cubre. "Si confesamos nuestros pecados, él es
fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad" (1
Juan 1:9).Y amigo, usted y yo podemos ser perfecta y totalmente limpios.
3) Limpieza
Puesto que el pecado lo
hace sentir sucio, Dios le da un baño espiritual. David dice:
"Lávame" (Salmo 51:2, 7). Se trata de una limpieza un tanto exterior,
puesto que el pecado nos hace sentir enteramente sucios. Luego en el versículo
7, él dice: "Quita mi pecado con
hisopo, y seré limpio". Esto habla de una limpieza interior.
Usted
puede ser tan puro como la nieve recién caída. "Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar
nuestros pecados y limpiarnos de
toda maldad" (1 Juan 1:9). "Aunque vuestros pecados sean como la
grana, como la nieve serán emblanquecidos. Aunque sean rojos como el carmesí,
vendrán a ser como blanca lana" (Isaías 1:18). Ese es el poder
limpiador de la gracia de Dios.
Usted
no tiene que llevar a todas partes esa carga, Dios se la limpia. El rey David fue
limpiado de su pecado y usted también puede recibir esa limpieza maravillosa.
No
hay mancha que la sangre de Jesús no pueda quitar. ¡Ninguna! "...y la sangre de su Hijo Jesús nos limpia de todo
pecado" (1 Juan 1:7). David dice: "Quita
mi pecado con hisopo, y seré limpio; lávame, y seré más blanco que la
nieve" (Salmo 51:7).
4) Consagración
En el Salmo 51:12-15,
David dice: "Devuélveme el gozo de
tu salvación, y un espíritu generoso me sustente. Entonces enseñaré a los
transgresores tus caminos, y los pecadores se convertirán a ti. Líbrame de
homicidios, oh Dios, Dios de mi salvación, con regocijo cantará mi lengua tu
justicia. Señor, abre mis labios, y proclamará mi boca tu alabanza". Es
como si David dijera: "Señor, pon mis pies en el camino correcto, y volveré
a servirte". Dios no sólo nos limpia para que podamos sentirnos
tranquilamente limpios. Él nos vuelve a poner en el camino del servicio.
¿Sabe
usted que si hace lo que debe estar haciendo, no puede hacer lo que no debe estar
haciendo? Cuando usted peca, tan pronto limpia su corazón de pecado, vuelve al servicio.
Pero no crea que porque puede ser limpio
da lo mismo si peca o no. Así como si pone una mano sobre el fuego y se quema,
si peca, se ata al sufrimiento; pero gracias a Dios por su maravillosa,
grandiosa y sin igual gracia que perdona y restaura al cristiano que peca.
¡Dios les bendiga!
Tomado
del libro “Lo que cada cristiano debe conocer”
de Adrián Rogers Cap IV
de Adrián Rogers Cap IV