“Ese
predicador tiene un nivel de unción muy fuerte”, “Quiero ser un ungido como X
persona”, “No se debe hablar de tal predicador porque no está bien tocar a los
ungidos de Dios”, “Si quieres un mayor nivel de unción debes orar mucho”.
Estos son parte de los
comentarios que se leen o se escuchan en la esfera cristiana, pero ¿Qué tan
correcto bíblicamente es esto?, ¿Hay personas más ungidas que otras?,¿Existen
varios niveles de unción?, ¿Soy más ungido ahora de lo que lo fui cuando me
convertí a Cristo? Veamos…
Lo primero que debemos analizar y
aprender es ¿Qué
es eso que llaman unción y de donde surge esa palabra?
El nuevo diccionario de la biblia
– Alfonso Lockward lo define de esta
manera:
Acto
de derramar aceite sobre una persona o un objeto (Génesis 28:18). En el Oriente
Medio era costumbre ungir con aceite a individuos en ceremonias tales como la
transferencia de una propiedad, la manumisión de una esclava y aun actos
matrimoniales. Pero en Israel la unción se limitó a la puesta en oficio de los
sacerdotes (“... vestirás a Aarón tu hermano, y a sus hijos con él; y los
ungirás” [Éxodo 28:41]), o del rey (“... al cual ungirás por príncipe sobre mi
pueblo Israel” [1 Samuel 9:16]). También se ungieron el altar y los utensilios de
uso en el tabernáculo y el templo.
Unción
expresaba la puesta en oficio, el otorgamiento de una capacidad y un honor
especiales. En el caso del rey, se le llamaba el “ungido de Jehová” (2 Samuel 1:14)
El origen de la unción viene de
una práctica de los pastores. Los piojos y otros insectos a menudo entrarían en
la lana de las ovejas, y cuando llegaban cerca de la cabeza de las ovejas,
podrían hacer una madriguera en las orejas de las ovejas y matarlas.
Entonces, los antiguos pastores vertían aceite en las cabezas de éstas. Esto
hizo resbaladiza la lana, lo que hacía imposible que los insectos llegaran
cerca de las orejas de ellas porque los insectos se deslizarían. De esto,
la unción llegó a ser símbolo de bendición, protección y empoderamiento.
En el Antiguo Testamento, el
ungimiento era algo sumamente particular. Nadie era ungido fuera de la orden
explícita de Dios, y no eran muchos los ungidos que existían. Estos ungimientos
eran hechos derramando aceite sobre la persona escogida por Dios, para así
marcar su sello de “ungido de Dios”, de “escogido”. A través de este acto solemne,
el objeto de la unción recibía una capacitación y autoridad especial de Dios
para desempeñar un rol exclusivo de esa persona (rey, sacerdote, profeta,
etc.).
No hay nada malo con ungir una
persona con aceite hoy en día. Sólo tenemos que asegurarnos de que el propósito
de la unción está de acuerdo con las Escrituras. La unción no debe ser vista
como una "poción mágica". El aceite mismo no tiene ningún poder. Es
solamente Dios Quien puede ungir a una persona para un propósito específico. Si
usamos aceite, es sólo un símbolo de lo que Dios está haciendo.
Otro significado de la palabra
ungido es "escogido." Después de dejar Cristo la tierra, Él nos dio
el don del Espíritu Santo (Juan 14:16). Ahora todos los cristianos somos
ungidos, escogidos para un propósito específico - promover el Reino de Dios (1 Juan 2:20). "Y el que nos confirma con vosotros en Cristo, y el que nos
ungió, es Dios, el cual también nos ha sellado, y nos ha dado las arras (la
garantía) del Espíritu en nuestros corazones.” (2 Corintios 1:21-22).
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“Todos los cristianos somos ungidos, escogidos para un propósito
específico”.
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La unción en el Nuevo Testamento
es una alusión al Espíritu Santo que ha recibido todo creyente. Este Espíritu
Santo que hemos recibido de Dios nos capacita para discernir el error y nos
guía a la verdad a través de Su Palabra. Claro está, hay factores que al
creyente le pueden hacer caer en un error, como un estado deplorable de su vida
espiritual, las enseñanzas humanas que absorba o el pecado en su vida.
Desde el principio de los
tiempos, y especialmente en la era de la iglesia, el maligno ha tratado de
llevar al pueblo de Dios por el mal camino y vivimos como cristianos siendo
atacados constantemente por falsas enseñanzas que quieren minar la solidez,
seguridad y pureza de nuestra fe. Y en este mundo, al cual no pertenecemos, los
que hemos nacido de nuevo estamos ungidos por Dios con el Espíritu Santo para
poder discernir el error de la verdad. Él mismo nos ha dado herramientas como
el estudio de Su Palabra, la oración y la meditación para conocer Su voluntad
con respecto a todas las cosas. Jesús les advirtió a los discípulos que
“vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy el Cristo; y a muchos engañarán”
(Mateo 24:4-5). Todos los creyentes han
recibido “la unción”, es decir, el Espíritu Santo, en el momento mismo de su
conversión. Pablo aclaró esto en Romanos 8:9 “Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él”.
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“Dios nos ha dado herramientas como el estudio de Su Palabra, la
oración y la meditación para conocer Su voluntad con respecto a todas las
cosas.”.
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En 1 Juan 4:,1 Juan habló de “probar los espíritus” a fin de
discernir cuándo es verdad y cuándo son falsas enseñanzas. Todos los creyentes
tienen la misma capacidad. Una prueba
clave es reconocer si la nueva enseñanza contradice la palabra inspirada de
Dios ya revelada.
Los falsos maestros serán más
frecuentes en los últimos tiempos según dice 1 Timoteo 4:1-2, “Pero el Espíritu dice claramente que en los
postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus
engañadores y a doctrinas de demonios...”. Los demonios pueden susurrar a una
mente receptiva ideas que parecen conocimientos nuevos o nuevas revelaciones,
pero que de hecho son doctrinas de demonios.
Si bien es cierto que hay momentos
donde el Señor nos capacita para hacer mejor una tarea (quizás al orar o
predicar la Palabra, por ejemplo), ¿Podemos decir que hay un mayor nivel de
unción para el creyente actual? No. El Espíritu Santo que vive en nosotros es
Dios mismo, y Dios no tiene variantes en su persona. Él es todo pleno y
perfecto. Dios nos ha dado todo en Cristo y como dice Colosenses “Estamos completos en Él” (Colosenses 2:10-12). Así como en los días de Juan, tenemos una élite de falsos maestros
que aseguran haber recibido revelaciones de Dios sobre cómo alcanzar mayores
niveles de poder en la vida cristiana. No hay necesidad de correr detrás de
ciertos falsos maestros que aseguran llevarte a un nivel mayor de conocimiento
y de unción. Tenemos la unción del Santo que nos guía a la verdad. Y tenemos a
Cristo, y Él solo es suficiente.
Por último, según vemos en las
escrituras, desde el momento que acepté a Jesucristo como mi Señor y Salvador
hasta hoy soy igual de ungido porque soy escogido y todos los cristianos del
planeta somos igual de ungidos porque Dios no hace acepción de personas (Romanos 2:1). Soy tan ungido como el primer día que Dios me ungió y tan ungido como
cualquiera de sus ungidos. En algunos países hay un dicho común
y es este: “La práctica hace al maestro”, o sea, mientras más practico una cosa
mejor lo hago y es por eso que vemos a predicadores que se desenvuelven mejor
que otros en el altar, tienen más soltura y un mejor manejo escénico, porque
probablemente llevan años haciéndolo; pero eso no los hace más ungidos que otras
personas.
Y si te preguntas ¿Por qué sus
oraciones parecen ser más efectivas que las de otros? Esto NO tiene que ver con
“nivel unción”, sino con fe y con los dones dados a esa persona. La biblia NO
dice que todo es posible según tu “nivel de unción”, la biblia dice que “todo
es posible al que cree” (Mateo 9:23).
Amado hermano o hermana que me
lees, si estás en Cristo, si le entregaste tu vida y haces Su voluntad, desde
el primer día que diste ese gran paso ya fuiste ungido/a y lo serás hasta que Él venga o la muerte te alcance. Eres tan ungido como cualquier otro cristiano
del planeta. Podríamos seguir escribiendo textos sobre este tema pero el artículo quedaría muy largo, así que les dejo esta advertencia y afirmación del apóstol Juan al respecto:
“Hijitos, es la última hora, y así como oyeron que el anticristo
viene, también ahora han surgido muchos anticristos. Por eso sabemos que es la
última hora. Ellos salieron de nosotros, pero en realidad no eran de nosotros,
porque si hubieran sido de nosotros, habrían permanecido con nosotros. Pero
salieron, a fin de que se manifestara que no todos son de nosotros. Pero ustedes tienen la unción del Santo, y todos ustedes lo
saben. No les he escrito porque
ignoren la verdad, sino porque la conocen y porque ninguna mentira procede de
la verdad”.
1 Juan 2:18-21 NBLH
¡Dios te bendiga!