sábado, 12 de marzo de 2016

¿Cómo esperar en Dios?


Seguro se te hace famoso este consejo cuando hablas con un hermano en Cristo, un líder, pastor, etc.: “Debes esperar en Dios”… Esa es la indicación ante tooooodo diagnóstico de nuestras vidas. ¿Quieres ver ejemplos? Aquí van unos cuantos:

  • Cuando eres un joven y deseas tener un noviazgo
  • Cuando eres soltero/a y deseas casarte
  • Cuando necesitas un empleo que no consigues
  • Cuando estás enfermo y no pareces sanar
  • Cuando deseas que Dios te use
  • Cuando tienes que viajar y no tienes los recursos
  • Cuando esperas algo que nunca llega, etc.


Siempre estamos esperando algo que parece demorarse y cuando pedimos un consejo para no perder la fe la respuesta siempre será: “Debes esperar en Dios”… Y la verdad es que ese es el consejo más sabio que podemos dar o recibir ya que es durante la espera que nuestro carácter es transformado, nuestra voluntad fortalecida y nuestro amor incrementado.

“Es durante la espera que nuestro carácter es  transformado, nuestra voluntad fortalecida y nuestro amor incrementado”

¿Cuántas veces no hemos perdido oportunidades o hemos cometido errores por no haber sabido esperar el momento exacto para actuar o tomar decisiones? Como seres humanos muchas veces somos impacientes y nos angustiamos, nos decepcionamos, nos enojamos y hasta nos deprimimos porque las circunstancias se presentan adversas a nuestros planes o aspiraciones y estos se retrasan o fracasan completamente.

Lo mismo sucede en algunas situaciones de nuestra vida que nos encontramos desesperados o preocupados y clamamos a Dios por ayuda y esperamos que Su respuesta sea inmediata y no comprendemos que el Señor tiene el tiempo perfecto para enviarnos la respuesta y que sus propósitos sean cumplidos en nuestra vida, Él nunca llega tarde.

Dios tiene maravillosas promesas y bendiciones para nosotros sus hijos y el Espíritu Santo nos guía y nos ayuda a través de la Palabra y la oración para que aprendamos a conocer la voluntad de Dios en nuestras vidas, pedir de acuerdo a ella y a saber esperar el tiempo perfecto del Señor para su cumplimiento.

Romanos 5:3-5 “Y no sólo esto,  sino que también nos gloriamos en las tribulaciones,  sabiendo que la tribulación produce paciencia; y la paciencia,  prueba;  y la prueba,  esperanza; y la esperanza no avergüenza;  porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado.”

Esperar en Dios no significa tener una actitud pasiva o conformista sino todo lo contrario. Esta espera debe estar siempre impregnada de positivismo, fe, comunión con Dios, leyendo y creyendo la Palabra y confesando la voluntad de nuestro Padre para nuestras vidas.

Hebreos 6:12-15 “A fin de que no os hagáis perezosos,  sino imitadores de aquellos que por la fe y la paciencia heredan las promesas. Porque cuando Dios hizo la promesa a Abraham,  no pudiendo jurar por otro mayor,  juró por sí mismo, diciendo: De cierto te bendeciré con abundancia y te multiplicaré grandemente. Y habiendo esperado con paciencia,  alcanzó la promesa.”

El Salmo 31:24 dice: “Esforzaos todos vosotros los que esperáis en Jehová, y tome alieno vuestro corazón”. Tome aliento nuestro corazón, significa que no debemos ceder  a la impaciencia o al desánimo cuando somos atribulados, sino que debemos creer en la misericordia del Señor para con quienes le temen y confían en Él.


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¿Cómo esperamos en Dios?

Pacientemente, con fe, reposando en Él, con alegría, en alabanza y adoración, en oración, meditando en su Palabra y haciendo su voluntad.

Hebreos 10:36 “porque os es necesaria la paciencia,  para que habiendo hecho la voluntad de Dios,  obtengáis la promesa”

Salmo 40:1-3 “Pacientemente esperé a Jehová,  Y se inclinó a mí,  y oyó mi clamor. Y me hizo sacar del pozo de la desesperación,  del lodo cenagoso; Puso mis pies sobre peña,  y enderezó mis pasos. Puso luego en mi boca cántico nuevo,  alabanza a nuestro Dios.  Verán esto muchos,  y temerán, Y confiarán en Jehová.

Salmo 42:5 “¿Por qué te abates,  oh alma mía,  Y te turbas dentro de mí? Espera en Dios;  porque aún he de alabarle,  Salvación mía y Dios mío”.


Pidamos entonces al Señor que nos enseñe a esperar confiadamente en Él, que podamos ser pacientes y sabios para esperar y conocer el tiempo perfecto del cumplimiento de sus promesas, y que nuestra fe aumente y podamos ser  agradables a Él.


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¡Dios te bendiga!