Seguro se te hace famoso este consejo cuando hablas con un
hermano en Cristo, un líder, pastor, etc.: “Debes esperar en Dios”… Esa es la
indicación ante tooooodo diagnóstico de nuestras vidas. ¿Quieres ver ejemplos?
Aquí van unos cuantos:
- Cuando eres un joven y deseas tener un noviazgo
- Cuando eres soltero/a y deseas casarte
- Cuando necesitas un empleo que no consigues
- Cuando estás enfermo y no pareces sanar
- Cuando deseas que Dios te use
- Cuando tienes que viajar y no tienes los recursos
- Cuando esperas algo que nunca llega, etc.
Siempre
estamos esperando algo que parece demorarse y cuando pedimos un consejo para no
perder la fe la respuesta siempre será: “Debes esperar en Dios”… Y la verdad es
que ese es el consejo más sabio que podemos dar o recibir ya que es
durante la espera que nuestro carácter es transformado, nuestra voluntad
fortalecida y nuestro amor incrementado.
“Es durante la espera que nuestro carácter es transformado, nuestra voluntad fortalecida y
nuestro amor incrementado”
¿Cuántas veces no hemos perdido oportunidades o hemos cometido errores
por no haber sabido esperar el momento exacto para actuar o tomar decisiones?
Como seres humanos muchas veces somos impacientes y nos angustiamos, nos
decepcionamos, nos enojamos y hasta nos deprimimos porque las circunstancias se
presentan adversas a nuestros planes o aspiraciones y estos se retrasan o
fracasan completamente.
Lo mismo sucede en algunas situaciones de nuestra vida que nos
encontramos desesperados o preocupados y clamamos a Dios por ayuda y esperamos
que Su respuesta sea inmediata y no comprendemos que el Señor tiene el tiempo perfecto
para enviarnos la respuesta y que sus propósitos sean cumplidos en nuestra
vida, Él nunca llega tarde.
Dios tiene maravillosas promesas y bendiciones para nosotros sus hijos y el Espíritu Santo nos guía y nos ayuda a través de la Palabra y la oración para que aprendamos a conocer la voluntad de Dios en nuestras vidas, pedir de acuerdo a ella y a saber esperar el tiempo perfecto del Señor para su cumplimiento.
Romanos 5:3-5 “Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza; y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado.”
Esperar en Dios no significa tener una actitud pasiva o conformista sino todo lo contrario. Esta espera debe estar siempre impregnada de positivismo, fe, comunión con Dios, leyendo y creyendo la Palabra y confesando la voluntad de nuestro Padre para nuestras vidas.
Hebreos 6:12-15 “A fin de que no os hagáis perezosos, sino imitadores de aquellos que por la fe y la paciencia heredan las promesas. Porque cuando Dios hizo la promesa a Abraham, no pudiendo jurar por otro mayor, juró por sí mismo, diciendo: De cierto te bendeciré con abundancia y te multiplicaré grandemente. Y habiendo esperado con paciencia, alcanzó la promesa.”
El Salmo 31:24 dice: “Esforzaos todos vosotros los que esperáis en Jehová, y tome alieno vuestro corazón”. Tome aliento nuestro corazón, significa que no debemos ceder a la impaciencia o al desánimo cuando somos atribulados, sino que debemos creer en la misericordia del Señor para con quienes le temen y confían en Él.
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¿Cómo esperamos en Dios?
Pacientemente, con fe, reposando en Él, con alegría, en alabanza y adoración, en oración, meditando en su Palabra y haciendo su voluntad.
Hebreos 10:36 “porque os es necesaria la paciencia, para que habiendo hecho la voluntad de Dios, obtengáis la promesa”
Salmo 40:1-3 “Pacientemente esperé a Jehová, Y se inclinó a mí, y oyó mi clamor. Y me hizo sacar del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso; Puso mis pies sobre peña, y enderezó mis pasos. Puso luego en mi boca cántico nuevo, alabanza a nuestro Dios. Verán esto muchos, y temerán, Y confiarán en Jehová.
Salmo 42:5 “¿Por qué te abates, oh alma mía, Y te turbas dentro de mí? Espera en Dios; porque aún he de alabarle, Salvación mía y Dios mío”.
Pidamos entonces al Señor que nos enseñe a esperar confiadamente en Él, que podamos ser pacientes y sabios para esperar y conocer el tiempo perfecto del cumplimiento de sus promesas, y que nuestra fe aumente y podamos ser agradables a Él.
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¡Dios te bendiga!