¿En algún momento ha pensado,
que al cambiar algunos aspectos de su vida, podría llegar a ser más competente
para enfrentar los desafíos?
En más de una ocasión nos hemos sentido
incompetentes ante los desafíos de la vida, pero la solución no se encuentra en
el deseo que sintamos de ser diferentes. Dios no desea que la incompetencia
venga a ser un obstáculo en nuestro andar con Él. Más bien debemos permitir que
estos sentimientos nos motiven a confiar más en el Señor y en sus promesas.
Las Sagradas Escrituras nos enseñan
que algunos siervos de Dios también se sintieron incompetentes.
Moisés veía su falta de elocuencia
como un obstáculo para hablar ante el faraón el mensaje que Dios le había dado
en relación a su pueblo (Éx 4.10). Gedeón, como consecuencia de su humilde
linaje, dudó que podría liberar a Israel de sus enemigos (Jue 6.12-15). Y
Jeremías declaró que no sabía cómo hablar, al ser llamado para ser profeta de
Dios (Jer 1.4-6). En cada uno de estos casos, el Señor les afirmó que estaría
con ellos.
Aun el apóstol Pablo confesó que no
era competente para el ministerio que se le había encomendado; pero también
afirmó que “nuestra competencia proviene
de Dios” (2 Co 3.5). Esa es la mejor solución para enfrentar los
sentimientos de incompetencia; saber que el Señor nos capacita, siempre y
cuando, vivamos en comunión con su Hijo Jesucristo.
Las áreas de incompetencia
Aunque todos nos sentimos
incompetentes, hay aspectos en los que ese sentimiento se agudiza.
Trabajo: Algunas
personas se sienten incompetentes en sus centros de trabajo, pues no tienen la
experiencia necesaria, o enfrentan nuevos desafíos.
Hogar: Otros se
sienten incompetentes para instruir a sus hijos en la sociedad en la que
vivimos.
Matrimonio: En ocasiones,
las personas se sienten incapaces de agradar a su cónyuge y no saben qué hacer
para edificar una relación en la que los dos se sientan satisfechos.
Finanzas: Algunas
personas no creen ser capaces de proveer para su familia, sobre todo al
compararse con otros.
Amistad: Otra área
donde algunos se sienten incompetentes es la relacionada con las personas que
les rodean, en especial los amigos.
Razones por la que nos sentimos incompetentes
El sentimiento de incompetencia puede
ser difícil de manejar, pero también puede llegar a ser una bendición. Sin
embargo, antes de descubrir los beneficios, debemos reconocer las razones por
las que nos sentimos de esa manera.
Poca
preparación: Puede que, al considerar
nuestra vida, nos sintamos en desventaja, pues no creemos tener la educación,
la inteligencia o la posición económica que otros poseen.
Baja
autoestima: Cuando no nos sentimos bien con
nosotros mismos, o creemos no ser valiosos, vivimos inseguros al pensar que no
merecemos las bendiciones de Dios.
Comparación: Siempre habrá alguien que tenga más dinero, o
más habilidades, o mejor posición social que nosotros. Es al aceptar lo que
Dios nos ha dado, que dejamos de vernos inferiores a otros.
Una
fe débil: Si dudamos de las promesas que el Señor nos ha
dado, no podremos terminar lo que nos ha encomendado. Pero nos ha dado su
Espíritu Santo para fortalecernos. No debemos dejarnos controlar por la
inseguridad, pues Cristo nos ha dado la victoria.
Críticas: Es fácil sentirse competente cuando otros nos
elogian. Pero es al ser criticados que corremos el riesgo de sentirnos
incompetentes.
Fracasos: Todos hemos fallado en alguna ocasión. Pero
no podemos vivir sintiendo que somos un fracaso, pues esto nos derrotaría y nos
impediría seguir creciendo.
Resultados de la incompetencia
Al sentirnos incompetentes, debemos enfocarnos en las promesas del
Señor y no en lo que sentimos. Si permitimos que los sentimientos negativos
se apoderen de nosotros, sufriremos graves consecuencias:
No
aprovecharemos las oportunidades que Dios nos da. El Señor nos las da cada día. Son los pequeños actos de
obediencia los que nos preparan y nos permiten seguir sirviendo al Señor, y
creciendo espiritualmente. Sin embargo, si permitimos que el
temor a la incompetencia nos detenga, no disfrutaremos lo que el Señor había
preparado para nosotros.
Rechazaremos
el llamado de Dios. Casi siempre hay tres aspectos
que nos detienen ante el llamado de Dios para servirle:
1)
Temor al fracaso
2)
Preocupaciones financieras
3)
Preocupaciones familiares
Perderemos
las bendiciones de Dios: El camino
para ser bendecido por el Señor es una vida de obediencia. Nuestro Padre
celestial no nos muestra todo su plan, pero nos guía en cada paso de obediencia
que damos. Es al considerar
sus atributos que nuestra incompetencia se desvanece, pues es omnipotente,
omnisciente, amoroso, perdonador y lleno de gracia y bondad para con sus hijos.
Nos
sentiremos insatisfechos: Si permitimos
que la inseguridad y la incompetencia dominen nuestra vida, nos sentiremos
incompletos. No podremos sentir el poder de Dios, ni tampoco su presencia. El
Señor no busca personas que se sientan seguras de sí mismas, sino personas que
se sientan incompetentes para usarlas a pesar de sus debilidades.
Áreas importantes de obediencia
Existen dos aspectos cruciales en
relación con el llamado de Dios.
Salvación: No podemos permitir que los sentimientos de
incompetencia nos impidan aceptar el perdón que Dios nos ofrece, por medio de
su Hijo Jesucristo. No debemos tratar de cambiar con nuestras propias fuerzas,
pues Él nos llama tal y como somos. No tengamos temor al pensar que hemos
pecado demasiado, o que no podremos cambiar. La muerte de Cristo cubre todos nuestros pecados, y
su Espíritu nos fortalece para que podamos vivir en santidad, rectitud y
obediencia. Solo nos pide que confiemos en Jesucristo, que dependamos de su
poder y que caminemos con Él cada día.
Servicio: Una vez que hemos sido salvos, el Señor nos
llama a servirle. La verdadera satisfacción solo se encuentra al creer en Dios,
al confiar en Él en cualquier situación y al vivir en obediencia a su voluntad.
No es malo sentirnos
incompetentes ante el llamado de Dios para servirle, pero debemos reconocer que
nuestro Padre celestial está con nosotros y que promete ayudarnos. Es de esta manera que podremos decir: “No puedo,
pero sé que Dios sí”.
Para reflexionar:
Ø ¿Se enfoca más en sus incapacidades que en las promesas
de Dios? ¿Cómo afectaría su actitud y confianza en usted mismo si pusiera su
mirada en la Palabra del Señor?
Ø ¿Ha habido alguna ocasión en la que ha sentido que
Dios le ha llamado para hacer algo que va por encima de sus habilidades? ¿Fue
capaz de confiar en el Señor y avanzar por fe?
Ø Si en el pasado usted ha obedecido a Dios, a pesar
de su incompetencia, ¿qué aprendió de esa situación? ¿Qué bendiciones recibió
por haber sido obediente al llamado del Señor?
¡Dios te bendiga!
Fuente: Pastor Charles Stanley.