domingo, 14 de agosto de 2016

El mensaje a las 7 iglesias, un mensaje para nuestros tiempos: Iglesia de Laodicea


Finalizando con esta serie de estudios sobre los mensajes de Jesucristo a las siete iglesias de Asia Menor, deseamos de forma sincera que le hayas sacado un buen provecho a todos y cada uno de ellos. Más intenso es nuestro deseo de que te hayas podido autoevaluar para reconocer y reparar las áreas en las que has estado fallándole al Señor, y también que reconozcas y afirmes las áreas que son en ti una fortaleza en tu servicio a Dios.

Esta vez consideraremos el mensaje a la iglesia de Laodicea ¿Qué tendrá que ver este estudio con la vida de la iglesia moderna, o tal vez con mi propia vida? veamos:



Y escribe al ángel de la iglesia en Laodicea: "El Amén, el Testigo Fiel y Verdadero, el Principio de la Creación de Dios, dice esto: ...Yo conozco tus obras, que ni eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueras frío o caliente! Así, puesto que eres tibio y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca. Porque dices: " Soy rico, me he enriquecido y de nada tengo necesidad"; y no sabes que eres un miserable y digno de lástima, pobre, ciego y desnudo, te aconsejo que de  compres oro refinado por fuego para que te hagas rico y vestiduras blancas para que te vistas y no se manifieste la vergüenza de tu desnudez, y colirio para ungir tus ojos para que puedas ver. Yo reprendo y disciplino a todos los que amo; sé pues celoso y arrepiéntete. He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él y cenaré con él y él conmigo. Al vencedor le concederé sentarse conmigo en mi trono, como yo también vencí y me senté con mi Padre en su trono. El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias"

Elogio: Ninguno
Sobrenombre: La Iglesia Tibia.
Crítica: Una iglesia indiferente e indecisa, sumida en una profunda pobreza espiritual: ni eres frío ni caliente ¡Ojalá fueses frío o caliente! a pesar de ser materialmente acaudalada.
Reproche: Jesucristo tenía una impresión distinta de la que los cristianos laodicenses tenían de sí mismos. Ellos creían que todo estaba bien. Jesús les dijo que no había nada que estuviese bien.
Instrucción: Sé celoso y arrepiéntete.
Recompensa: Compartir el trono de Cristo.

El Carácter de La Iglesia de Laodicea

Laodicea significa: 'la Justicia del Pueblo'. La ciudad era un centro banquero orgulloso de su riqueza y exquisita belleza, además contaba con hermosos templos y teatros. Era célebre por su manufactura de ricos vestidos de lana negra y lustrosa. También era sede de una escuela de medicina que fabricaba un polvo para el tratamiento de los males oculares. De ahí, la santa amonestación por el Señor Jesucristo: subrayando 'las riquezas, el vestido y el colirio'. Jesucristo tenía una opinión notablemente diferente de los laodicenses de la que tenían ellos de sí mismos. Ellos pensaban que todo estaba bien. Jesucristo no veía nada, absolutamente nada bueno. Ellos creían que habían alcanzado la cima del mundo. Jesús sabía que tenían graves problemas. No podían verse a sí mismos como realmente eran. Jesús ve más allá de su fingimiento y les hace una radiografía espiritual.

Interesante la manera en la que el Señor amonesta a la iglesia de Laodicea. Esta es entre las 7, la única que está en completa Apostasía, a la única a la que también el Señor la contradice por vivir basándose en su propia justicia. El testimonio que da de sí misma, su vanagloria, el incienso que quema para sí. El Señor lo cuestiona: "...tú dices que eres rico y me he enriquecido... de ninguna cosa tengo necesidad... (v.17) De esto aprendemos que la iglesia de los postreros tiempos se encuentra infestada por el espíritu de Babel. Babel se gloria de sí misma. Y esto lo vemos en el Rey de la Gran Babilonia, Nabucodonosor: "¿no es esta la Gran Babilonia que yo edifiqué... para la gloria de mi majestad?" (Daniel 4:30).

Hay un gran contraste entre Filadelfia y Laodicea; y es mucho más grande que el que existe entre Tiatira y Sardis. Es decir, Jesucristo observa al menos un remanente fiel, en éstas dos últimas iglesias—Tiatira y Sardis— y les consuela, anima y fortalece. Mientras que la totalidad de la iglesia de Filadelfia no oye un solo reproche por parte del Señor, Laodicea es censurada por causa de su apostasía y la reprensión es dura y directa:"...yo conozco tus obras que no eres frío ni caliente... ojalá fueses frío o caliente..." (v.15) dicho de otra manera sonaría: "ojalá fueses completamente incrédulo o ardientemente creyente. Una cosa o la otra. ¡Ojalá tuvieras definidas tus fronteras Laodicea...! Lo peor de todo es que la iglesia de Laodicea se juzgaba justa en sí misma, pero DIOS está afuera, no como en Éfeso — Él anda en medio de ella — Jesucristo le dice con insistencia: "...he aquí yo estoy a la puerta y llamo..." (v.20) ¡Qué terrible! Jesús está afuera en la puerta de una iglesia cristiana llamándole. Si comparamos la condición de la totalidad de la iglesia actual nos damos cuenta de algo lamentable: ¡Jesús está afuera! están todas las demás cosas: la biblia, el bautismo, la confirmación, el culto y todo lo que la gente piense que hace falta, pero falta lo más importante: La Presencia de Cristo, el Señor de la Iglesia. Y no nos damos cuenta, nos pasa lo que a Sansón respecto del cual está escrito: "pero él no sabía que Jehová ya se había apartado de él” (Jueces 16:20).

La Lección a tomar de la Iglesia de Laodicea

La vida de los creyentes en Laodicea, pudo haber estado llena de cosas materiales emocionantes, pero estaban espiritualmente insípidos: sin vida, apagados. La palabra 'tibio' aparece solo una vez en las Escrituras (v.16). Describe el estado de la iglesia de Laodicea. Estas personas habían olvidado que existían para una misión. No existían para sí mismos, sino para la honra de Dios y el bien a los demás. No solo debían de ser buenos, sino buenos para algo. Eran un candelero de oro diseñado por Dios para ser luz en la oscuridad (Apocalipsis 1:20). Tenían que ser luz y sal en el mundo que los rodeaba. Y la única forma en que podían hacerlo era siguiendo la guía de su Señor quien dejó de lado sus propios intereses para venir a rescatarlos (Filipenses 2:1-13).

La Verdadera Raíz de la Causa

El mensaje del testigo Fiel y Verdadero a la Iglesia de Laodicea expone la más profunda raíz de la culpa y de la necesidad de esta iglesia; que a no ser que se arrepienta le causará su ruina.

La iglesia de Jesucristo se encuentra hoy en una fase muy crucial, vivimos en medio de los postreros tiempos. Una época de justicia propia, de materialismo y de bienestar económico. Somos ricos y no necesitamos de nada. Y si nos percatamos bien los versos 15-16 del capítulo que nos ocupa, el Señor reprende de esta patente indiferencia — la misma que le repugna — a la iglesia de Laodicea.

Cuidado mi hermano, la tibieza espiritual es el estado en que ya no tomas nada en serio: Ni a Dios, ni tampoco al pecado. Y determinas: ¡Esto sí... pero lo otro... también! Tú le dices Sí al Señor, pero al mismo tiempo a las cosas del mundo y al pecado. En pocas palabras te la juegas al 50/50. Una mitad para DIOS, la otra mitad para el mundo. Jugar así, es estar totalmente del lado del diablo. Dios abomina el "cojear de los dos lados". Sé celoso y arrepiéntete, es el antídoto para destruir la mortal infección pecaminosa de raíz.

Al vencedor se le ofrece tomar asiento al lado en el lugar desde donde se imparte la verdadera justicia: EL TRONO DE JUSTICIA. "haré que se siente conmigo en mi trono" (v.21). Es decir, el Señor Jesucristo: El Amén, el Testigo Fiel y Verdadero, el Principio de la Creación de Dios compartirá con el vencedor la gloria de su Reino ¿Lo puedes ver hermano? Tú y yo colaborando en el Gobierno del Reino ¡Oh Qué Gloria!

Recuerda que hubo un ser angelical — el Diablo — que intento ubicarse en ese asiento de autoridad en su propia justicia, y fue arrojado de su posición exclusiva. El mismo que se empeña en hacernos la guerra para no lograr la victoria de reinar con Jesucristo. Sus horas están contadas y el momento habrá de llegar de saborear la más grandiosa victoria: ¡Jesucristo Viene! Ahora puedes entender que honor será para los vencedores instalarse en la Majestad del Trono de Gloria ¿Qué esperas mi hermano? Entrégate a El sin reservas, solamente así estarás entre los contados como vencedores de los cuales está escrito:

“Y ellos le han vencido por medio de la sangre del Cordero y de la Palabra de su Testimonio y no amaron sus vidas, llegando hasta sufrir la muerte"


¡Dios te bendiga!