lunes, 13 de julio de 2015

¿Cuál será tu respuesta al llamado de Dios?


Si Dios te está llamando a servirle no dudes en dar los pasos necesarios para obedecerle ya que es más que seguro que Él está buscando glorificarse en y a través de tu vida como ni lo esperas.

Una misionera a África dijo una vez que "Dios responde a nuestra respuesta". Es decir, Él nos llama y espera saber qué le responderemos, si lo hacemos como está esperando que lo hagamos entonces responderá a nuestro favor. 

Bien, pero ¿Cómo lo hará? Pues capacitándonos con todo lo necesario para llevar a cabo su obra y abriendo las puertas para que su propósito sea cumplido. Fue lo que pasó con Moisés quien al ser llamado por Dios se excusó de no saber hablar bien (Éxodo 4:10), la respuesta de Dios ante esta excusa fue que Él estaría en su boca y le enseñaría lo que había de hablar (Éxodo 4:12).

La respuesta de Dios a Moisés es la respuesta que Dios nos da a todos cuando ponemos excusas para servirle. Y es que cuando vas a realizar determinada tarea para la obra de Dios tienes que entender que no eres tú, sino Dios en ti, es Él mismo quien te utilizará como instrumento de bendición.

¿Qué necesita Dios para saber si realmente estás dispuesto a seguir su llamado? Necesita que estés dispuesto a dejarlo todo por Él, y cuando Dios dice todo es TODO.

Si bien el Señor a cada uno nos pide cosas distintas, generalmente se trata de aquellas cosas o personas que más amamos. ¿Acaso no fue esto lo que Dios hizo al darnos a su Hijo? Entonces ¿Por qué pensamos que seguir a Dios no nos costará nada? Ahora bien ¿Por qué otra razón más que por un bien mayor Él fue capaz de entregar a su único Hijo? ¿Qué hubiera ganado Dios con quedarse con su Hijo cómodo y contento? Pues nada ¿Cierto? Lo mismo es en nuestro caso ¿Qué ganaremos con quedarnos con aquello que amamos si nada lograremos con ello? Es más, si en realidad lo único que hará será estancarnos y hacernos perder todas las bendiciones de Dios para nuestras vidas y para la de muchos otros que serán bendecidos a través nuestro.

Meditemos que si Dios no nos hubiera dado lo más preciado que tenía para salvación de nuestras almas ¿Qué hubiera sido de nosotros?

Por eso te invito a pensar profundamente qué pasaría si hoy no respondes al llamado de Dios, cuáles serían las consecuencias de negarte a lo que Él te está pidiendo por seguir tus propios caminos.

No podemos darnos el lujo de ser egoístas pensando sólo en nosotros mismos y en nuestros seres queridos cuando Dios nos está llamando a impactar a muchos, cuando Él quiere depositar en nosotros esa gracia especial para que le creamos de tal manera que seamos capaces de caminar aún cuando las circunstancias son adversas con tal de lograr aquello que Dios nos ha prometido.

Tenemos la obligación de decirte que solamente de esta manera serás agradable a los ojos de tu Creador, que no te creó por puro antojo sino para que seas para alabanza de Su gloria, para darle a tu vida un verdadero sentido de ser, compartiendo con tu prójimo la verdad eterna del Evangelio.

¿Te conformarás con ser un creyente más que asiste a la iglesia frecuentemente y lleva una vida religiosa o bien de relación con Dios pero hasta ahí nomás? Los hijos de Dios somos llamados a tres cosas: a la salvación, a la santificación y al servicio. Entonces, ¿Piensas sólo quedarte con el primer llamado o el primero y el segundo y patear el tercero para cuando tengas tiempo? ¿O prefieres ser un valiente hijo de Dios que sale de su comodidad sin importar lo que deje atrás, que decide ver el plano completo del propósito al cual Dios te llamó?

No podemos quedarnos de brazos cruzados, mucho menos sabiendo que la venida del Señor está cada vez más cerca y que aún muchas más almas deben ser salvas. ¿Estás dispuesto/a a ser uno más de los que quieren llevarlos a los pies de Cristo? ¿Estás dispuesto/a a dejar lo que Dios te pida para la Gloria de su Nombre?

Es momento de disponer nuestro corazón para su servicio, ya no estés prolongando más el tiempo para servirle, ya no estés poniendo más excusas, mejor dile al Señor: ¡HEME AQUÍ!

“Después oí la voz del Señor, que decía: ¿A quién enviaré, y quién irá por nosotros? Entonces respondí yo: Heme aquí, envíame a mí.”
Isaías 6:8

Si estás dispuesto/a a responder positivamente el llamado de Dios te invito a hacer la siguiente oración:

Padre, hoy escojo hacer tu voluntad. Decido responder con un gran SÍ a tu llamado, sé que no sólo será lo mejor para mí sino para muchos que necesitan de ti desesperadamente. Guíame en cada paso que debo dar para hacer todo cuanto me pidas y así provocar que tu nombre sea glorificado en lo alto. En el nombre de Jesús. Amén.

Si has hecho esta oración, ¡Te felicitamos! Acabas de tomar la mejor decisión de tu vida después de aceptar a Jesús en tu corazón. Estamos completamente seguros de que no te arrepentirás, ahora sólo llénate de Dios y déjate sorprender por Él.

¡Y recuerda que es Él en ti y que no estarás solo/a en esa tarea que te está enviando a hacer!

¡Que Dios te bendiga ricamente!