Es imposible leer Hebreos 11 y no quedar impactado/a por la fe
demostrada por aquellos hombres y mujeres de Dios que prefirieron la muerte
antes que conformarse a este mundo tan vacío y superficial.
Al leer los versículos del 33 al 37 podemos ver todo lo que
tuvieron que pasar los siervos, profetas, jueces, apóstoles, guerreros... en
fin, esos grandes líderes espirituales de los tiempos bíblicos que en realidad
no eran más que personas de carne y hueso como nosotros pero que todo lo que
lograron fue por la fe.
La fe de ellos los llevó a que aún luego de tantos siglos hoy sigamos
tomándolos como ejemplos de vida, y sus pasos sean un estilo de vida que queramos
imitar. Pero... ¿y nosotros?... ¿Estaremos siendo voces tan firmes y constantes
que luego pasarán a ser los ecos de nuestros hijos, nietos y toda nuestra descendencia?
¿Cuál es el legado que estás dejando al mundo?...
Cuando leí que el mundo no era digno de estos hombres (ver verso 38) me
pregunté si estaré viviendo de tal manera que el mundo no es digno de mí. Y
quiero invitarte a meditar en ello. Porque
estos hombres se despojaron de sí mismos para amar a Dios con toda su alma, toda
su mente y todo su corazón. Rechazaron negar a Dios, rechazaron la libertad y
las riquezas de este mundo, rechazaron seguir la ola de su tiempo y bailar el
son que le tocaba el sistema. Esta gente rechazó todo de sí mismos y todo lo
que el mundo les ofrecía por todo de Dios. ¿Y tú, estás viviendo así?...
¿Podemos decir realmente que estamos viviendo como extranjeros y
peregrinos sobre esta tierra, tal y como lo dice el versículo 13? ¿Qué hacemos
cuando no llega lo que estamos esperando, desistimos de nuestra fe como si
fuera una mera ilusión o nos aferramos a las promesas de Dios creyendo contra
viento y marea porque tenemos la plena convicción de que su Palabra sigue
siendo verdadera y por lo tanto supera toda circunstancia?
¿Nos apoyamos en Dios o en nuestra propia capacidad? ¿Hacemos
las cosas con sus fuerzas o con las nuestras porque las del Señor “no son
suficientes”? ¿Nos basamos más en su verdad o preferimos confiar en nuestra
propia prudencia? ¿Queremos recibir reconocimiento por lo que hacemos para el
Señor? Pues nos equivocamos de camino, porque ellos ni siquiera pensaron en ser
distinguidos, obedecieron y punto. Si no lo hubieran hecho ni siquiera
sabríamos que existieron.
Nos regimos por el principio en el que primero creemos y después vemos,
o aún siendo cristianos necesitamos ver para creer. “Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el
que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le
buscan.” (v. 27) por eso estos personajes fueron llamados Héroes de la fe,
por cuanto no fijaron sus ojos en lo corruptible sino que vivieron sus vidas en
obediencia deseando una mejor patria que era la celestial, razón por la que
Dios no se avergüenza de llamarse Dios de ellos.
¿Te imaginas, al Dios Todopoderoso preparándote una ciudad
porque a pesar de no ver, ni sentir lo que estabas esperando decidiste seguir
confiando en Él? ¿Te lo puedes imaginar estando orgulloso de ti porque supiste
serle fiel no dejando que las cosas pasajeras de esta vida te absorbieran y te
alejaran de sus caminos? ¿Te lo imaginas recibiéndote allá arriba mirándote con
tal agrado que de su boca salgan esas bellas palabras invitándote a entrar en
su eterno reposo?
Si puedes imaginártelo debes preguntarte también ¿Cómo no servir
a ese Dios maravilloso que me dio la vida, que me salvó y que me hizo partícipe
de su reino para servirle y luego disfrutar toda la eternidad en amor junto a
Él?
Claro que no es fácil llevar nuestra cruz para alcanzarlo, pero
¿Acaso no vale la pena? ¿Qué importa lo difícil que sea sabiendo que no es
imposible, mucho menos tomados de la mano de Nuestro Dios?
Lee nuestra entrada: Cuando no entendemos el por qué
Lee nuestra entrada: Cuando no entendemos el por qué
Fuente: Isuane Mark
¡Dios les bendiga!