miércoles, 10 de mayo de 2017

Muerte de los apóstoles de Cristo


La única muerte de los apóstoles registrada en la Biblia es la de Jacobo (Hechos 12:2). El rey Herodes mató a Jacobo “a espada” – probable referencia a ser decapitado. Las circunstancias de la muerte de los otros apóstoles solo pueden ser conocidas basándonos en tradiciones de la iglesia, así que no debemos concederle mucha credibilidad en ninguno de los otros relatos. La tradición de la iglesia más comúnmente aceptada, concerniente a la muerte de un apóstol, es la del apóstol Pedro que fue crucificado de cabeza en una cruz en forma de “X” en Roma, en cumplimiento a la profecía de Jesús (Juan 21:18). Seguidamente están las “tradiciones” más populares en cuanto a la muerte de otros apóstoles.


·         Mateo sufrió el martirio en Etiopía, y murió por una herida de espada.
·         Juan enfrentó el martirio cuando fue hervido en un enorme caldero de aceite hirviendo durante una ola de persecución en Roma. Sin embargo, fue librado milagrosamente de la muerte. Entonces fue sentenciado a las minas en la prisión de la isla de Patmos, y fue ahí donde escribió su libro profético del “Apocalipsis”. Posteriormente, el apóstol Juan fue liberado y llevado de regreso a lo que hoy conocemos como Turquía. Él murió muy viejo y fue EL ÚNICO de los apóstoles que murió pacíficamente.
·         Santiago, el hermano de Jesús (no habiendo sido oficialmente un apóstol), fue arrojado de una altura de más de 30 metros desde el pináculo sureste del templo, cuando se rehusó a negar su fe en Cristo. Cuando descubrieron que sobrevivió a la caída, sus enemigos lo golpearon con un garrote hasta matarlo. Este fue el mismo pináculo donde Satanás había llevado a Jesús durante la tentación.
·         Bartolomé, también conocido como Natanael fue martirizado por su predicación en Armenia, donde fue desollado con un látigo hasta morir.
·         Andrés fue crucificado en una cruz en forma de “X” en Grecia. Después de haber sido azotado severamente por siete soldados, ellos ataron su cuerpo a la cruz con cuerdas para prolongar su agonía. Sus seguidores reportaron que, cuando él era llevado a la cruz, Andrés la saludó con estas palabras; “Hace mucho he deseado y esperado este feliz momento. La cruz ha sido consagrada por el cuerpo de Cristo colgado en ella.” Él continuó predicando a sus verdugos por dos días hasta que murió.
·         El apóstol Tomás fue traspasado con una lanza en la India, durante uno de sus viajes misioneros para establecer ahí una iglesia.
·         Matías, el apóstol elegido para remplazar a Judas Iscariote el traidor, fue apedreado y luego decapitado.
·         El apóstol Pablo fue torturado y después decapitado por el vil emperador romano Nerón en el año 67.
Todos los apóstoles estuvieron dispuestos a morir por su fe. Si Jesús no hubiera resucitado, los discípulos lo hubieran sabido. Ninguno de ellos hubiera muerto por algo que ellos sabían que era mentira. El hecho de que todos los apóstoles estuvieron dispuestos a padecer horribles muertes, rehusando a renunciar a su fe en Cristo, es una tremenda evidencia de que ellos realmente presenciaron la resurrección de Jesucristo.

El conocer estos hechos nos debe ayudar a entender que no importa los males que estemos padeciendo por causa de Cristo, si hemos de enfrentar una muerte horrorosa, debemos estar dispuestos a hacerlo sin abandonar nuestra fe en Cristo.

Espero que, sea cual sea el proceso que estés padeciendo ahora, entiendas que NO es porque Dios te ha abandonado. Todos los hombres mencionados arriba sufrieron cosas terribles y en todo momento, aún en medio de su dolor, Dios estuvo con ellos.

“Este es mi consuelo en la aflicción: que tu palabra me ha vivificado. Los soberbios me insultaron en gran manera, sin embargo, no me he apartado de tu ley.”
Salmos 119:50-51


¡Que Dios te bendiga y te guarde!