miércoles, 19 de octubre de 2016

Lo que toda mujer debe saber acerca de la sumisión 2da Parte


En la primera parte de este artículo estuvimos hablando acerca de lo que significa la sumisión de la esposa hacia su marido. Vimos que lejos de ser algo negativo se trata de una actitud que trae bendición al matrimonio y a la familia por estar en obediencia ante el Señor. Es en este sentido que seguiremos desarrollando el rol de la mujer conforme a las Escrituras para que podamos comprender el perfecto plan de Dios para el matrimonio y la razón por la que el enemigo se ha levantado contra éste para destruirlo.


¿Cómo fue al principio?

Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él. Jehová Dios formó, pues, de la tierra toda bestia del campo, y toda ave de los cielos, y las trajo a Adán para que viese cómo las había de llamar; y todo lo que Adán llamó a los animales vivientes, ese es su nombre. Y puso Adán nombre a toda bestia y ave de los cielos y a todo ganado del campo; más para Adán no se halló ayuda idónea para él. Entonces Jehová Dios hizo caer sueño profundo sobre Adán, y mientras éste dormía, tomó una de sus costillas, y cerró la carne en su lugar. Y de la costilla que Jehová Dios tomó del hombre, hizo una mujer, y la trajo al hombre. Dijo entonces Adán: Esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne; ésta será llamada Varona, porque del varón fue tomada”.

En el proceso de dar nombres a los animales, Adán notaría que existían ambos sexos. Cada uno tenía su pareja del otro sexo, similar pero diferente. Esto preparó a Adán para la llegada de una ayuda idónea semejante a él. Su esposa fue formada de una de sus costillas y tomada de su costado mientras dormía. La mujer fue tomada, no de la cabeza de Adán para dominarlo, ni del pie para ser despreciada, sino de debajo de su brazo para ser protegida y cerca del corazón para ser amada.

Observemos que la primera vez que Dios hace alusión a quien sería la acompañante de Adán, Él dice: “le haré ayuda idónea para él”.

La preposición “para”  indica finalidad, expresa destino o destinatario. No hay dudas de que Dios creó a Eva para Adán. Por eso es que la lleva a él porque procede de él, y la toma de él para que sea suya.

La palabra hebrea Aizer de donde obtenemos las palabras ayuda idónea, significa sencillamente, “uno que ayuda”.

Una vez creada por Dios, Él “la trajo al hombre”; y luego el último versículo dice “porque del varón fue tomada.”

Porque el varón no procede de la mujer, sino la mujer del varón, y tampoco el varón fue creado por causa de la mujer, sino la mujer por causa del varón”.

La mujer fue creada para que fuera compañera del hombre y una ayuda para él, ella debía compartir su responsabilidad y cooperar con él en el cumplimiento del propósito de Dios para su vida y su familia. Como el hombre solo no iba a poder con tanto trabajo Dios se ocupó de proveerle a alguien que estuviera equipada para ayudarlo.

Luego de la caída Dios dio su veredicto a cada uno de los responsables, pues como bien sabemos, todo pecado trae sus consecuencias.

A la mujer dijo: Multiplicaré en gran manera los dolores en tus preñeces; con dolor darás a luz los hijos; y tu deseo será para tu marido, y él se enseñoreará de ti”.

Es importante comprender que la posición de la esposa bajo su marido es donde Dios la puso para su propia seguridad espiritual, emocional y física. Es la única posición en la que una esposa encontrará su verdadera realización como mujer.

El engaño del enemigo

Recuerdo que cuando estaba por graduarme de la escuela secundaria mi mayor sueño era ser médica para ir a las misiones. Siempre me imaginaba sola, haciendo lo que yo creía era el plan de Dios para mi vida. Decía que prefería quedarme soltera porque consideraba que una familia estorbaría un mayor alcance en la obra misionera.

Inconscientemente y desde hacía un tiempo había comenzado a pensar que no quería ser sólo esposa y madre, que podía ser mucho más que eso superándome como mujer, haciendo lo que yo deseara. Después de todo ¿Qué podía estar mal si lo que quería era servir a Dios con toda mi vida? Sin embargo, tuvieron que pasar algunos años para darme cuenta que esa no era la voluntad del Señor para mí. Fue entonces que a la luz de la Palabra comencé a comprender el verdadero papel que la mujer debe cumplir según el designio divino.

Al mismo tiempo pude ver cómo el enemigo se encargó de envenenar nuestras mentes con argumentos modernos y humanistas disfrazados de derechos de igualdad cuando en realidad eso está muy alejado de la verdad. Por años hemos sido bombardeadas con pensamientos engañosos que nos hicieron creer que ser la mujer que Dios nos creó para ser es, demasiado poco comparado con lo que podemos ser para el mundo.

Ver a mujeres infelices dentro de sus casas resignándose a las tareas domésticas y al cuidado de sus familias contribuyó a que el concepto erróneo de mujer esclava de su esposo e hijos se reafirmara en nuestras mentes. Horrorizadas por ese estilo de vida (que siempre son los peores ejemplos) muchas nos “refugiamos” en la idea de “ser alguien” para no pasar desapercibidas, lograr nuestras metas y evitar todo tipo de situaciones indeseables.

Pero ¿Sabes qué? Dios no está impresionado por nuestros dones, títulos o nuestras fortalezas. Él está impresionado por nuestra disposición a valorar y sujetarnos a Su programa, al conformarnos a las necesidades de nuestro esposo. Dios llama a las mujeres casadas, ayudas idóneas. Dios nunca llamó a un hombre para que sea ayuda idónea de su mujer. Esta no es una calle de doble sentido. Dios nos manda a nosotras las esposas a sujetarnos, a obedecer y a reverenciar a nuestros maridos, ya sea que Él los haya puesto a nuestro lado o que los hayamos escogido por nuestra cuenta.

Vivir egoístamente nos podrá traer una felicidad temporal, pero llega un momento dado en el que nos sentiremos completamente vacías, lo más probable es que incluso nos cuestionemos sobre nuestra razón de ser pues no hallamos nada que nos satisfaga. Y es ahí donde el plan de Dios aparece como la respuesta que necesitamos para centrarnos en lo que verdaderamente importa. Es en este momento en el que es sumamente necesario que cambiemos de enfoque pasando del terrenal al eterno.

Y si te preguntas en qué puede tener valor eterno que una mujer sea esposa y madre, déjame decirte que por el simple y, a la vez, grandioso hecho de que el Creador lo haya planeado así. Eso es más que suficiente para que lo aceptemos y lo tomemos para nuestras vidas. El saber que tenemos un Dios bueno y fiel nos da la pauta de que es totalmente incapaz de planear algo para nuestro mal, sobre todo, luego de haber dado a su único Hijo para que seamos reconciliados con Él ¿Cómo podríamos resistirnos a algo que planeó para nuestro propio bien?

¿Acaso crees que ser la ayuda idónea del hombre que está o estará a tu lado es poca cosa? ¿Qué permanecer allí aún cuando las cosas no marchen de maravilla es una tarea que no requiere de los frutos del Espíritu? ¿Que traer vida al mundo para luego poder instruir a tus hijos en la verdad no tiene valor eterno? ¿Piensas que construir una familia con bases sólidas cimentadas en el amor de Dios es algo que hace cualquiera? Permanecer en El camino cuando vives en una sociedad corrompida en la que todo a tu alrededor se derrumba  no es una tarea para cualquier mujer.

La rebelión contra Dios

Las mujeres que no aceptan el designio divino para sus vidas se revelan a su perfecto plan para ellas, acarreando condenación para sí mismas pues cometen una grave ofensa ante Dios.

Una vez en Cristo debemos deshacernos de todo engaño que el enemigo nos sembró, arrepentirnos y estar dispuestas a ser lo que Dios nos llamó a ser desde un principio.

Así como la serpiente engañó a Eva diciéndole que no iba a morir, el enemigo quiere que pienses que nada malo va a pasarte si decides seguir con tu vida como hasta ahora, gastándola en tus sueños y deleites. Pero déjame decirte que sólo te estarás engañando a ti misma porque tarde o temprano terminarás reconociendo que tomaste el camino equivocado. 

Porque como pecado de adivinación es la rebelión, y como ídolos e idolatría la obstinación. Por cuanto tú desechaste la palabra de Jehová, él también te ha desechado para que no seas rey”.

Si nos aferramos a nuestros propios planes estamos siendo rebeldes y obstinadas ante Dios y esos pecados se comparan, nada más y nada menos, que con los de adivinación e idolatría, pues estaríamos anteponiendo nuestros sueños a los de Él. Y al priorizar seguir con nuestras vidas como si las tuviésemos compradas estamos olvidando quién fue que nos la dio (y por ende quien también nos la puede quitar). Pero no sólo estaríamos siendo desagradecidas, sino repudiables por Dios.

Por eso, hoy te invito a meditar en qué clase de mujer quieres ser por el resto de tu vida, si aquella que nada más sigue  gastando sus años para sí, sin motivo alguno, o si aquella que somete su vida a Cristo aceptando que eso incluye ser sumisa a su esposo. 

Recuerda que hacer lo que a Dios le agrada nos protege de todo ataque del enemigo, puesto que estando en el centro de su perfecta voluntad nada nos podrá derribar.

Por: Pamela Hoyos

¡Dios te bendiga!


Si no has leído la primera parte de este artículo te recomendamos a que lo hagas para tener una idea más completa del tema desarrollado: Lo que toda mujer debe saber acerca de la sumisión 1ra. Parte