En medio de problemas, podemos acudir a diferentes lugares en busca de ayuda; pero nuestra primera opción debe ser la Biblia.
Después de todo, no se trata de cualquier libro, sino de la revelación escrita de Dios. En cada una de sus páginas se describe el amor y la preocupación que siente por cada uno de sus hijos. Nos da maravillosas promesas y tiene el poder necesario para cumplirlas. Es en la Biblia que hayamos la ayuda que necesitamos para los diversos problemas que enfrentamos.
¿CUÁL ES EL PROPÓSITO DE LA BIBLIA?
Dios
nos ha dado su revelación escrita por las siguientes razones:
Para revelarnos al único Dios
verdadero. De
no ser por la Biblia, tendríamos un concepto limitado y, posiblemente, erróneo
de nuestro Señor. Es por medio de su Palabra que aprendemos acerca de sus atributos,
amor y poder.
Para guiarnos a la salvación. La Biblia nos revela nuestra
condición pecaminosa y el plan de Dios para rescatarnos. Es por su amor, gracia
y compasión que ha provisto un camino para perdonar nuestros pecados y
reconciliarnos con Él.
Para que comprendamos cómo vivir en
santidad. Muchos
pasajes de la Biblia, sobre todo en las epístolas, nos guían para vivir en
santidad y en obediencia al Señor. Su Palabra también nos enseña lo que debemos
hacer para ser restaurados una vez que hemos pecado.
Para mostrarnos cómo servir al Señor. La Palabra de Dios nos
enseña que debemos llevar el mensaje del evangelio a las personas que nos
rodean.
PODEMOS CONFIAR EN LA BIBLIA.
Las
Sagradas Escrituras provienen de Dios, y es por eso que podemos confiar
plenamente en ellas. Nos dice que su Palabra es una lámpara a nuestros pies y una
lumbrera a nuestro camino (Salmos 119:105). Así que podemos estar seguros de
que nos guía por el camino correcto. Aunque el mundo cambie cada día a nuestro alrededor,
la Palabra de Dios permanece para siempre (Isaías 40:8). El Señor desea que
sepamos cómo vivir dándole honra en lo que hacemos. La Biblia contiene un
mensaje de paz y gozo, promesas, instrucciones y advertencias.
LA BIBLIA ES MÁS QUE UN LIBRO, PUES:
Es eterna. La verdad de las Sagradas
Escrituras no pasa de moda y, por tanto, puede aplicarse para cualquier
situación que enfrentemos.
Es infalible.
Como es la revelación de Dios, no contiene errores. Como el Señor es
Todopoderoso, tiene la capacidad de guiar a los hombres para que escriban solo
lo que es verdadero. Puede que encontremos conceptos que no comprendemos, pero
eso no significa que estén equivocados, o que exista controversia alguna.
Es una guía confiable. La Biblia es adecuada para cada
necesidad. Por estar libre de errores, podemos depender confiadamente en ella
para recibir dirección en cada circunstancia de la vida.
Expone el pecado del hombre y su
condición. De acuerdo
a Romanos 3:23, todos hemos sido destituidos de la gloria de Dios. Y aunque no
quisiéramos reconocer nuestra condición pecaminosa, no podemos desechar este
pasaje. La buena noticia es que a pesar de que merecemos la muerte como
consecuencia de nuestros pecados, el regalo de salvación de Dios nos da vida
eterna (Romanos 6:23).
Nos muestra las consecuencias del
pecado. Al principio
de la creación, antes de que el pecado entrara al mundo, Dios advirtió a Adán y
a Eva de las consecuencias de la desobediencia. Esta es una advertencia que
continúa a lo largo de la Biblia. Puede que no deseemos pensar en las
consecuencias que trae el pecado, pero no podemos cambiar las enseñanzas de la
Palabra de Dios. Aunque esas consecuencias no siempre vienen de manera inmediata,
eventualmente recogeremos aquello que hemos sembrado.
Nos habla del amor incondicional de
Dios. El amor es parte de la naturaleza de Dios. Fue por amor que entregó
a su Hijo, para que los que creyeran en Él pudieran recibir la vida eterna (Juan
3:16).
Nos dice cómo podemos ser salvos. Aunque el pecado nos
condena, el Señor no desea que sigamos en esa condición. Es por eso que nos ha
provisto un camino para ser salvos basado en la fe (Efesios 2:8, 9).
Nos dice por qué Cristo vino al
mundo.
Cristo vino para rescatarnos de la destrucción del pecado, al proveer una vía
para que fuésemos perdonados.
Nos muestra la necesidad del
nacimiento virginal de Jesús. Todo ser humano, desde Adán, ha heredado la naturaleza
pecaminosa, pero el único sacrificio que Dios acepta por el pecado debe ser
perfecto. Como Jesús nació de una virgen, sin tener un padre terrenal, vino a
ser el cordero perfecto de Dios.
Nos explica por qué Jesús murió en
la cruz.
Cristo vino como cordero para ser sacrificado y llevar los pecados de toda la
humanidad, y así pudiéramos ser salvos.
Nos explica la resurrección de
Cristo. El Padre celestial lo levantó de la muerte como prueba de que
Jesús es su Hijo, quien pagó la deuda que teníamos por nuestros pecados. La
resurrección también nos confirma que el Señor tiene poder para cumplir cada
una de sus promesas.
Nos dice dónde está Jesús ahora. Después de su resurrección
Cristo ascendió al cielo, y ahora se encuentra sentado a la diestra de su Padre
para interceder por nosotros.
Nos dice dónde está el Padre ahora. Sigue sentado en su trono
celestial, mientras reina sobre toda su creación.
Identifica al Espíritu Santo y su
labor.
Después de ascender, el Señor Jesús envió al Espíritu Santo, para que viviera
en cada creyente. Es Él quien nos explica lo que leemos en la Biblia y quien
nos capacita y fortalece para hacer su obra. Es su Espíritu también quien nos
sella y nos da la seguridad de la vida eterna.
Declara cómo podemos ser sabios. El libro de los Salmos y
los Proverbios, junto con otros pasajes, nos enseñan cómo tomar decisiones
sabias ante las responsabilidades que recibimos a diario.
Nos enseña a lidiar con las
dificultades y las pruebas. Es con la ayuda de las Sagradas Escrituras (sobre todo en las
epístolas de Pablo) que aprendemos a responder correctamente ante las pruebas.
Nos da ánimo. La Palabra de Dios nos
exhorta en todo momento. Para cada situación que enfrentemos, hallaremos al
menos un pasaje de la Biblia que nos ofrezca ayuda y esperanza.
Es un libro de promesas. Cada promesa que
encontramos en la Biblia está apoyada por el poder de Dios para cumplirla.
Nos quita el temor a la muerte. Si somos salvos por la
gracia de Dios, sabemos que al morir iremos inmediatamente a la presencia de
Cristo.
PARA REFLEXIONAR:
¿A
quién acude cuando llegan las dificultades? Si la Biblia no es su primera
opción, ¿puede explicar por qué? Si no sabe qué porción de las Sagradas Escrituras
buscar, ¿qué pasos debe dar para llegar a tener más familiaridad con la Biblia?
Piense
en la ocasión más reciente en la que encontró consuelo y dirección en la
Palabra de Dios. ¿Cuál fue el pasaje que leyó? ¿De qué manera el Señor le animó
por medio de ese pasaje?
¿Cuáles
promesas de la Biblia el Señor ha hecho realidad en su vida? ¿De qué manera ha
influenciado esto su confianza en Dios?
¡Dios te bendiga!