En
nuestro anterior artículo hablamos sobre El conocimiento de Dios en la vida del creyente, en el que brevemente mencionamos desde dónde se remonta la necesidad
del conocimiento y la manera de cómo debemos manejarnos cuando las verdades de
Dios nos son rebeladas. Esta vez nos proponemos enfatizar la importancia y la
necesidad de hacer que el estudio de la Palabra de Dios forme parte activa en
nuestro diario vivir.
En Deuteronomio 6:6-9 Dios mandó a su pueblo a mantener Su
palabra en sus corazones, enseñarlas a sus hijos, hablar de ella en todo lugar
y en todo tiempo, escribirlas en la paredes y puertas de sus casas, y en rollos
de pergamino que debían llevar colgando de sus muñecas (Los judíos se ponían
este y otros pasajes en estuches o bandas de cuero llamadas filacterias que se las ataban en la mano izquierda y en la frente
durante sus oraciones matutinas).
Esto era obligatorio al pie de la letra para los judíos,
como es el plan para nosotros, a saber, que por todos los medios debemos
familiarizarnos con la palabra de Dios para usarla en todas las ocasiones, para
prevenir el pecado y para guiarnos en el deber.
En 2 Timoteo 2:15, el apóstol Pablo nos
aconseja lo siguiente: "Procura con diligencia presentarte a Dios
aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra
de verdad."
La
Biblia, la Palabra inspirada de Dios, es la única fuente definitiva de
sabiduría, conocimiento y comprensión de las verdades supremas. Es la fuente
misma de la verdad que liberta (Juan 8:32) y una mina de oro de principios
prácticos (Salmos 19:9-10), siempre dispuesta a liberar y enriquecer a la persona
que procura su verdad y riqueza.
Por
eso, a través de los siglos, los cristianos serios han tomado la recomendación
de Pablo de que seamos obreros diligentes como una exhortación a estudiar la Palabra de
Dios. La única manera de vivir una vida saludable y balanceada es usar bien la
Palabra de Dios. La aplicación correcta de la Palabra de Dios es el resultado
de estudiarla con diligencia. El texto nos exhorta a ir más allá de abordar la
Biblia informalmente, y abstenernos de acomodarla a nuestra conveniencia o
ideología.
Anteriormente
en 1 Timoteo 4:13, Pablo le había dicho a Timoteo: "Ocúpate en la lectura [de la
Palabra de Dios]", pero
aquí recalca que la estudie como "obrero" (del griego ergon
«trabajo, esfuerzo»). El Salmo 119:11 nos exhorta a aprendernos la Palabra de
Dios como poderoso freno del pecado. El aprendernos versículos de la Biblia
hace que tengamos a nuestra plena disposición "palabras" de Dios como
espadas, listas a la hora de hablar de Cristo y bien efectivas en la batalla
espiritual (Hebreos 4:12; Efesios 6:17).
(Isaías 55:10-11; 2 Timoteo 3:16)
"Que usa bien": Pablo
compara la palabra de verdad con el trazado de un camino o un surco que debe
mantenerse recto. El buen obrero debe ser cuidadoso y claro en su exposición de
la Palabra de Dios, manteniéndose en su camino y facilitándole así a los demás
seguirle. "Usar bien" la Palabra de Dios es discernir correctamente
su verdad y captar su sentido (Hebreos 4:12; 1 Corintios 2:13-14; Juan 6:63).
Como dijimos en nuestro artículo
anterior, lo que importa no es mostrarse superiores en las discusiones de
palabras con el adversario, sino la fidelidad en la predicación
del Evangelio. En efecto, todo el quehacer de Timoteo es el de quien "expone
rectamente la palabra de la verdad". El Evangelio es la palabra de la
verdad, porque tiene como contenido la revelación que nos fue dada por Dios en
Cristo. Si desempeña este quehacer, no tiene "de qué avergonzarse".
Entonces será un trabajador hábil, "acreditado", que podrá sostenerse
ante el juicio de Dios.
Ya
sabido esto, ahora quiero animarte a que más que un deber para nuestras vidas,
el estudio de las Santas Escrituras sea un DELEITE. Sí, me leíste bien, hagamos
que estudiar la Biblia, escudriñarla, profundizar en ella, sea algo que
disfrutemos, que nos deleitemos en ello así como nos deleitamos en pasar tiempo
con la persona que amamos.
De
hecho, esto no es algo nuevo. El primer Salmo, que sirve de prólogo o
introducción a las cinco colecciones de poemas que forman el libro de los Salmos,
nos introduce de esta manera en su lectura: "sino
que en la ley del Jehová está su deleite,
y en su ley medita de día y de noche". Salmos 1:2 (Énfasis añadido).
También el Salmo 119 en varios versos nos muestra esta verdad, veamos:
v. 24 También tus testimonios son mi deleite;
ellos son mis consejeros.
v. 77 Venga a mí tu compasión, para
que viva, porque tu ley es mi deleite.
v. 92 Si tu ley no hubiera sido mi
deleite, entonces habría perecido en mi aflicción.
v. 143 Angustia y aflicción han
venido sobre mí, mas tus mandamientos son mi deleite.
v. 174 Anhelo tu salvación, Señor, y tu
ley es mi deleite.
El
conocer y entender La Palabra de Dios nos llevará a deleitarnos en ella. Así que
no será una carga leerla todos los
días, incluso estudiarla a fondo cuando no
estemos claros sobre algo en ella es lo que nos llevará a aprendernos sus hermosos versículos y por lo tanto, deleitarnos en
la palabra de Dios nos llevará a vivirla.
¡Oh
mi amado/a lector/a! hay una urgencia en conocer estas cosas hoy en día, pues
lamentablemente con el modernismo han venido muchas cosas que nos roban tiempo.
A muchos se les hace más fácil aceptar lo que se dice desde los púlpitos de
nuestras iglesias, antes que buscar de manera personal y diligente esa verdad
en Las Escrituras; hacer como los de Berea en Hechos 17:11, a los cuales el
apóstol Pablo elogió.
Hoy
hay muchas facilidades de obtener una copia de la Biblia a muy bajo costo o
incluso gratis, a través de celulares inteligentes, tabletas o computadoras,
podemos acceder a un sinfín de contenido bíblico gratuito en la web; aprovechemos
esta gran oportunidad que se nos ofrece.
Hoy
más que nunca es apremiante la necesidad de leer, estudiar, aprendernos y vivir
las escrituras.
Para
finalizar te dejo estas frases que han marcado mi vida espiritual:
“La Biblia es la única ventana en este mundo por la cual podemos ver la eternidad”— Anónimo.
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“No
hay gozo que se compare con recibir la palabra de Dios en nuestras vidas” —
Steven Lawson.
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“Creo
que la Biblia es el mejor regalo que Dios ha dado al hombre. Todo el bien que
el Salvador del mundo nos proporcionó se nos comunica en este libro y si no
fuera por él, no sabríamos la diferencia entre el bien y el mal. Toda cosa
provechosa al hombre se contiene en la Biblia” — Abraham Lincoln.
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“Cuanto más cavamos en las
Escrituras, más nos parecen una mina inagotable de verdad” — Charles Spurgeon.
¡Dios te bendiga!
Por
Jorge Ogando