Ciertamente estas, y otras frases parecidas, forman parte del vocabulario popular entre cristianos, muchos lo dicen por costumbre, algunos lo dicen porque escuchan a otros, otros tal vez porque se escucha bonito, pero también otras personas lo dicen con plena certeza, poseyendo un pleno conocimiento de lo que están diciendo. Entonces ¿Qué es lo que significa esto en esencia?
Vamos al grano. Cuando decimos una de estas frases estamos diciendo que el crédito por lo que hicimos o lo que dijimos le pertenece única y exclusivamente a Dios. En otras palabras, estamos reconociendo que todo lo bueno que hayamos hecho lo hacemos movidos, motivados, inspirados o guiados por Dios para el beneficio, inmediato o no, de alguien más y hasta de nosotros mismos; pero sobre todo para la gloria de Dios.
Tal vez te preguntes ¿Acaso yo no puedo hacer el bien por mi propia cuenta, sin ser guiado por Dios? La respuesta, aunque quizás te parezca molesta es un rotundo ¡NO! La Biblia nos enseña que nadie es bueno (Marcos 10:18) por lo que para hacer un acto de bondad es necesario que Dios ponga esa iniciativa en nuestro corazón; también nos dice La Biblia que nadie es justo (Romanos 3:10-18). El camino del hombre está enfocado en sí mismo y su pensamiento es continuamente el mal, tal como sucedió con el antiguo Israel descrito en Isaías 59:1-8.
¿Entonces todo está perdido?
No, no te desanimes, no todo está perdido. Dios, en Su bondad pone en nuestro corazón el deseo de hacer el bien (Filipenses 2:13) y esto a su vez nos hace sentir bien a nosotros. Estoy seguro que cuando haces un acto de bondad eso te hace sentir satisfecho/a, te sientes útil, sientes que sumas; ese acto de bondad es puesto en ti por Dios, sin que te sientas usado negativamente. Dios pone en ti el deseo pero también te provee los medios para que lo hagas y beneficia al que recibe tu acto de bondad pero también a ti por esa paz que has sentido al hacerlo y al obedecerlo, ya sea directa o indirectamente.
¿Y qué con las personas que no son creyentes que hacen actos de bondad sin esperar nada a cambio? Mira, es muy, muy difícil que una persona haga un acto de bondad de puro corazón, sin que haya una búsqueda, aunque sea indirecta, de un beneficio propio. Por lo general, detrás de sus actos la gente busca un beneficio económico, o fama, o poder, o alguna posición política o social, o que en algún momento de la vida ese favor le sea devuelto (por lo que dice el dicho de que "manos que dan, esperan"; o "hoy por ti, mañana por mí"); si analizamos bien y/o esperamos el tiempo adecuado podemos descubrir que al final buscaba servirse a sí mismo/a.
Pero démosle el beneficio de la duda y digamos que sí, que lo hicieron de todo corazón, sin esperar nada a cambio. En ese caso para ellos aplica el mismo principio de Filipenses 2:13, mencionado arriba.
Otras formas de cuándo utilizamos estas frases es cuando nos está pasando algo aparentemente negativo, me refiero a los casos de aflicción. ¿Por qué decir “Gloria a Dios” si lo que me está pasando es una aflicción? Esto lo hacemos porque toda prueba por la que pasamos los hijos de Dios es para nuestro bien, aunque en el momento no lo entendamos (Romanos 8:28). Dios siempre procura el bien para los suyos (Jeremías 29:11).
He aquí la esencia de por qué debemos dar siempre la gloria a Dios por todo.
El apóstol Pablo, inspirado por el Espíritu Santo, en su carta a Los corintios les advirtió: “Todo lo que tienen lo han recibido de Dios. ¿Y si todo se lo deben a Él, por qué presumen como si ustedes solos lo hubieran conseguido?” 1 Corintios 4:7 (parafraseado). En este texto Pablo les adviertes a los corintios, y también a nosotros, contra la arrogancia por tener (cosas) o por servir (a otros).
Y con respecto a él mismo Pablo también escribió: “Pero por la gracia de Dios soy lo que soy, y Su gracia para conmigo no resultó vana. Antes bien he trabajado mucho más que todos ellos, aunque no yo, sino la gracia de Dios en mí.” 1 Corintios 15:10 NBLA. Con estas palabras el apóstol Pablo reconoce que, a pesar de que él había trabajado para el evangelio más que los demás apóstoles, toda la gloria por lo que él había hecho le pertenecía a Dios, porque era Dios quien obraba a través de él.
Esto es la esencia de todo, Dios pone Su gracia en los hombres para que esa gracia sea manifestada al que necesite de ella. Por ese motivo es que DEBEMOS dar TODA la gloria a Dios por todo el bien que hacemos.
¿Qué se necesita para que el hombre sea perdonado? Que Dios muera por ti, Jesucristo hizo esto. ¡Gracia!
¿Qué se necesita para crecer, ser transformado y ser usado por Dios en el servicio? Que Dios viva en ti, esto lo hace el Espíritu Santo. ¡Más gracia!
Por esto y por todas las cosas, aún las que no entendemos ¡GLORIA A DIOS!
¡Que Dios te bendiga!