“Si
fuéremos infieles, Él permanece fiel” 2 Timoteo 2.13
Serle
infiel a un Dios tan bueno es algo deplorable. Si el Eterno fuera un tirano y
Sus leyes fueran malvadas, algo de dignidad pudiera haber en una rebelión
contra Él; pero viendo que es un Padre cuya misericordia no tiene medida, el
pecado contra Él es algo peor que lo bestial, pues las bestias sólo devuelven
mal por mal; es algo demoníaco, pues devuelve mal por bien. Una infidelidad
contra Dios es una traición, un odio manifestado, un desprecio a la santidad, y
una preferencia por aquello que es bajo y rastrero, sin embargo, lo increíble
de esto es que, aunque fuéramos infieles, “él permanece fiel”
¿Recuerdas
la vez aquella donde la presencia de Dios te inundó al punto de que no querías
dejar a Dios? fue un momento increíble para tu vida y Dios estaba contigo, pero
¿Te imaginaste que en esa misma semana, en ese mismo mes o en ese mismo año, le
fallarías a Dios de la manera más vil?
Muchas personas han dejado a Dios por la vergüenza de haber pecado; hay
gente que cree que su pecado es más grande que la gracia de Dios para su vida;
gente que ha sido ministrada con poder y que ha sentido a Dios desde lo más
profundo de su ser, pero han dejado a Dios porque piensan que el actuará como
un ser humano. La realidad es que Dios sabía que le ibas a fallar. El día en
que estabas en su regazo; diciéndole que Lo amabas con todo y las lágrimas
salían de tus ojos, y no te importaba que te vieran porque tu concentración
estaba en ÉL, ese mismo día, Dios ya te había visto pecando, te había visto
siendo infiel, te vio fallándole dos semanas, una semana o dos días después.
Entonces tú te preguntarás ¿Si Él sabía que pecarías, porque ese día me
permitió sentir Su presencia? La respuesta es “si fuéremos infieles Él
permanece fiel. Dios es inmutable, Él no cambia, aunque nosotros somos
relativos en nuestras personalidades y aunque nuestras debilidades sean
diferentes Él permanece fiel y es justo para perdonarnos de nuestros pecados si
nos arrepentimos de corazón.
Ahora bien, alguno dirá “¿Qué es arrepentirte de corazón?” aquí está el parrafito del arrepentimiento. Arrepentimiento significa no volverlo a hacer, cambiar de actitud frente al pecado; matar, destruir eso que te aleja de Dios; vivir lo que predicas, levantarte del suelo. Arrepentimiento no es abusar del perdón de Dios. Arrepentimiento es buscar a Dios con todo porque has sido infiel a sus mandamientos. David decía “contra ti he pecado, límpiame cada vez más de mi maldad”, eso es arrepentimiento. David pudo decir, “pequé contra el pueblo, los líderes y el pastor” pero no dijo eso, dijo como el hijo pródigo “contra ti he pecado” y eso es arrepentimiento, no cuando te da igual pecar, sino, cuando el pecado te duele y no lo quieres hacer de nuevo porque ofendes a Dios.
Aunque no seamos fieles a Dios y escojamos lo que a Él no le agrada; aunque
a veces con nuestras actitudes de ponerlo en segundo, tercero y décimo lugar;
aunque caigamos muchas veces “Él permanece fiel”. Yo cuando estoy bien delante
de Dios, hago una oración adelantada; le digo “Señor tú sabes que te voy a fallar
en el futuro; sé que eso no lo puedo evitar, me conozco y solo tú podrías darme
la fuerza para no fallar; pero si te fallo Dios mío, ayúdame a levantarme, dame
fuerzas para tener la convicción de que aunque mi pecado es horrible delante de
ti, tú permaneces fiel y tú eres más fuerte que mi pecado. El mayor acto de
Dios en mi vida es poder mirar al espejo de la palabra de Dios y ver todas mis
fallas, todas mis deficiencias, todos mis errores y aun así, CREER QUE DIOS ME
AMA exactamente como Él dice que me ama; soy tan impuro, tan injusto, tan
ignorante de las cosas de Dios que me da vergüenza, sin embargo, aun así Dios
me ama y permanece Fiel en mi vida.
Concluyo con esto: Nosotros no podríamos salvarnos sin Él, pues separados de Él nada podemos hacer. Dios te perdona hoy, su palabra dice “nuevas son cada mañana tus misericordias “si hoy viste que amaneció, es porque Dios te dio una oportunidad. ¿Estás vivo? Si, estás vivo, y Dios puede hacer su obra maestra en ti, porque ninguna fuerza supera el poder del amor de Dios en tu vida. Cuando te sientas culpable por los pecados recuerda tomar lo que Dios dice en su palabra, y no lo que sientas, lo que creas o lo que te susurre el diablo. Dios hoy te dice “Yo deshice como a nubes tus rebeliones y como niebla tus pecados…vuélvete a mi…porque yo te compré con mi sangre.
Dios les bendiga mis amados, la gloria es del Señor Jesucristo quien pagó el precio por todos nosotros para poder sonreír al ver Su perdón. Llévenme en sus oraciones dentro de sus posibilidades y restauren a sus hermanos en Cristo
Fuente: Oscar De Jesús