Muchos cristianos hoy en día se encuentran batallando con el tema de si deben o no seguir escuchando música secular, después de haber hecho una consagración de su vida a Jesucristo. Son, en su mayoría, personas que desean hacer la voluntad de Dios, pero que luchan con renunciar a seguir escuchando a los que por mucho tiempo han sido sus artistas y grupos favoritos. Por supuesto, no toda la música catalogada como secular (entiéndase toda la música que no contiene un mensaje cristiano, o bien, que ha sido producida por gente que no reconoce a Jesucristo como el Señor de su vida) es perversa o perjudicial. Podríamos dar muchos ejemplos de música que no es necesariamente producida por compañías cristianas, pero que tampoco es dañina en sí. Sin embargo, la mayor parte de la música secular contiene elementos que no nos ayudan en nuestro caminar con Cristo. Si estás en este dilema, te pido que reflexiones:
Si esta es tu respuesta, probablemente piensas que tienes una razón válida para escuchar música secular. Pero el hecho de que algo te guste no significa que necesariamente te beneficia. La música ejerce siempre una influencia sobre el que la escucha, ya que es la expresión del corazón del compositor y del ejecutante, y por lo tanto, transmite la actitud y el espíritu (influencia) que hay dentro de ellos y los gobierna. La música es tan poderosa que puede sanar o herir, edificar o destruir, instruir o engañar, y quizás lo más importante, liberar o atar.
Si usas una droga, quizás te guste y te produzca una sensación emocionante por algún tiempo, pero por supuesto sabes que no te hace bien y que tarde o temprano te destruirá. Así como las drogas, existe música que tiene una influencia espiritual destructiva, y te seduce poco a poco, sutilmente, hasta que estás cautivo en sus redes y no puedes romper su influencia.
Hay muchos músicos seculares que son tremendamente talentosos. La música secular puede ser muy entretenida. Hay muchas canciones seculares que tienen melodías pegajosas, buenas reflexiones, y mensajes positivos. Para determinar si un cristiano puede o no escuchar música secular, hay varios factores importantes que deben considerarse:
A. El propósito de la música.
El músico más famoso de la Biblia, el rey David, utilizó la música primeramente con el propósito de adorar a Dios (Salmos 4:1; 6:1; 54:1; 55:1; 61:1; 67:1; 76:1). Cuando el rey Saúl era atormentado por espíritus malignos, él llamaba a David para que tocara el arpa a fin de tranquilizarlo (1 Samuel 16:14-23). En el Nuevo Testamento, el apóstol Pablo instruye a los cristianos para animarse unos a otros con música: “Hablando entre vosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales…” (Efesios 5:19). Así que, aunque el propósito principal de la música parece ser el de la adoración a Dios, la Biblia definitivamente permite que la música pueda ser usada para otros propósitos.
B. El estilo de la música.
Tristemente, la cuestión de los estilos musicales puede ser muy divisible entre los cristianos, por ejemplo:
- Hay cristianos que demandan inflexiblemente, que no deben usarse ciertos instrumentos musicales.
- Hay cristianos que solo desean cantar los himnos “antiguos de la fe.”
- Hay cristianos que quieren más ritmo y música contemporánea.
- Hay cristianos que aseguran poder adorar mejor en un ambiente estilo “concierto de rock.”
En lugar de reconocer estas diferencias como preferencias personales y diferencias culturales, algunos cristianos declaran que su preferencia en el estilo de la música es el único “bíblico” y declaran a todas las demás formas de música en el mejor de los casos, como profana, sino hasta satánica.
Ante estas afirmaciones es bueno reconocer lo siguiente:
- La Biblia en ninguna parte condena algún estilo de música en particular.
- La Biblia en ninguna parte declara que alguna forma de instrumentación musical sea profana.
- La Biblia menciona numerosas clases de instrumentos de cuerda e instrumentos de viento. (Salmos 150: 3-5)
- Aunque la Biblia no menciona específicamente los tambores, si menciona otros instrumentos de percusión (Salmo 68:25; Esdras 3:10).
Casi todas las formas de música moderna son variaciones y/o combinaciones de los mismos tipos de instrumentos musicales, tocados a diferentes velocidades o con un mayor énfasis. No existen bases bíblicas para declarar algún estilo de música en particular, como profano o fuera de la voluntad de Dios.
C. El contenido de la letra.
Mientras que ni el propósito de la música ni su estilo son determinantes para saber si un cristiano puede escuchar música secular, el contenido de la letra sí debe ser considerado. Aunque no esté hablando específicamente de la música, Filipenses 4:8 es una excelente guía de lo que debíamos escuchar en las letras de la música, “Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad.” Si esas son las cosas en las que debemos pensar, seguramente también esas son las cosas que debemos invitar a nuestras mentes a través de la música y las letras. ¿Puede ser la letra de una canción secular totalmente verdadera, noble, justa, pura, amorosa, admirable, excelente, y digna de alabanza? Si la respuesta es sí, no habrá absolutamente nada de malo con que un cristiano escuche una canción secular de esa naturaleza, pero ¿la hay?
Es abundantemente claro que la música secular no cubre los estándares de Filipenses 4:8. Frecuentemente la música secular contiene inmoralidad y violencia, a la vez que degrada y desvaloriza la pureza y la integridad. Un cristiano no debe escuchar deliberadamente una canción que glorifique lo que se opone a Dios. Sin embargo, hay muchas canciones seculares que no mencionan a Dios, pero que aún así contienen buenos valores, tales como la honestidad, pureza e integridad. Si una canción de amor promueve la santidad del matrimonio y/o la pureza del amor verdadero – pero no menciona a Dios o a la Biblia – tal canción puede ser escuchada y aún disfrutada.
Es un hecho que cualquier cosa que una persona permita que ocupe su mente, tarde o temprano influirá en su plática y sus acciones. Esta es la premisa detrás de Filipenses 4:8 y Colosenses 3:2,5 para establecer patrones saludables para la mente. 2 Corintios 10:5 dice que debemos hacerlo “llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo”. Estas Escrituras nos dan una clara imagen de la clase de música que no debemos escuchar.
Obviamente, la mejor clase de música que podemos escuchar es aquella que alaba y glorifica a Dios. Hay muchos músicos cristianos talentosos en casi cualquier género de música, con un rango que va desde lo clásico, hasta el rock, rap y reggae. No hay nada inherentemente malo con ningún estilo de música en especial. Es la letra la que determina si una canción es “aceptable” para que un cristiano la escuche. Pero si un estilo de música secular, ya sea en la música misma o en la letra, te lleva a pensar en, o te involucra en algo que no glorifique a Dios, debe ser evitada.
Pero hay algo más que debe ser tomado en cuenta aparte de lo ya mencionado
D. La impartición espiritual.
Probablemente te parezca raro este término, dependiendo de la denominación de iglesia a la que asistas y de tu tiempo en el evangelio de Cristo; si es así te sugiero que pienses en este verso: Efesios 6:12 “Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes”. Y ahora con ese versículo en mente hazte la pregunta ¿No será la música un medio por el que Satanás nos puede atacar? ¡Claro que sí! él no escatimará ningún recurso con tal de extraviarnos.
¿Sabes quién inspira a un hijo o hija de Dios a escribir y componer una canción? El Espíritu Santo. Por ello éstas nos llevan a sentir que estamos en la presencia de Dios, por ello nos quebrantamos cuando somos ministrados por sus letras, por ello somos movidos, en algunos, casos a perdonar o pedir perdón (Juan 14:26; Filipenses 2:13) por ello podemos sentir paz genuina como el rey Saúl (1 Samuel 16:14-23).
Y si el Espíritu Santo inspira a los hijos e hijas de Dios a escribir y componer canciones ¿Quién inspira a aquellos que están lejos de Dios? Es muy común que un cantante que no sirve a Dios escribe una canción supuestamente sana, mientras que su conducta es totalmente opuesta a lo que él enseña en dicha canción; de ahí que imparten tristeza, depresión, celos, odio, impurezas sexuales, etc. Una cosa es lo que comparten, otra lo que imparten; lo que impartes es lo que eres de acuerdo a tu lugar espiritual.
A continuación quiero mostrarte el fragmento de una conferencia del conocido cantante y adorador cristiano Marcos Brunet con respecto a este tema que sé te será de edificación.
¡Dios te bendiga!