Es común entre los pastores y líderes de iglesias
insistir en que los miembros de las mismas lean, o más bien estudien, Las Escrituras.
Generalmente en cada sermón o cada sesión de consejería se recomienda esto:
“lean la Biblia todos los días”, “estudien en sus casas los pasajes que se mencionan
en los cultos”, “lean la Biblia antes de acostarse” estos son parte de los
consejos que se suelen dar.
Tenemos que aceptar que con el avance tecnológico
hoy en día hay más facilidad que nunca para tener acceso a La Palabra de Dios
por medio de los diferentes dispositivos (Computadoras, Smartphones, Tablets,
ect.) y en éstos medios están disponibles todas las versiones bíblicas hasta
ahora conocidas (entre ellas muchas son bien confiables) para que se pueda
elegir la versión que más se entienda, y por si todo eso fuera poco, son
totalmente gratis. Y cabe mencionar que también existen muchas aplicaciones y
programas con muy buena ayuda para el estudio diario y profundo de las escrituras.
Alguien podría preguntar ¿y aún hay más? Yo le respondo: ¡Sí, hay más! Y es que
las Biblias impresas están a precios muy cómodos, de manera que no hay excusas
para no tener una; de hecho generalmente en una casa donde hay cristianos hay
por lo general, una Biblia por persona.
A todo esto cabe preguntarse ¿para qué leer la
biblia? ¿No me debería bastar con que otro más la lea? ¿No es suficiente con lo
que me lee mi pastor en cada sermón?
Lo primero que quiero decirte es que en la Biblia
hallaremos la respuesta a preguntas como éstas: ¿Cuál es el propósito de la
vida? ¿De dónde vengo? ¿Existe vida después de la muerte? ¿Cómo puedo ir al
cielo? ¿Por qué está el mundo tan lleno de maldad? ¿Por qué me cuesta tanto
trabajo hacer lo bueno? etc.
También encontramos interesantes consejos muy
prácticos en áreas tales como: ¿Qué debo buscar en mi pareja? ¿Cómo puedo tener
un matrimonio exitoso? ¿Cómo puedo ser un buen amigo? ¿Cómo puedo ser un buen
padre / madre? ¿Cómo puedo cambiar? ¿Qué es lo más importante en la vida? ¿Cómo
puedo vivir para que no tenga que arrepentirme en un futuro? ¿Cómo puedo
complacer a Dios? ¿Cómo puedo obtener Su perdón? etc.
Muy interesante ¿verdad?
A continuación te daré los motivos que considero
necesarios para que cada individuo valore la lectura de este manual;
evidentemente habrán más de los que voy a mencionar.
En primer lugar, debemos leer y estudiar la Biblia
simplemente porque es la Palabra de Dios a nosotros. 2 Timoteo
3:16 dice
que la Biblia es “inspirada por Dios”. En otras palabras, es la Palabra de Dios
para nosotros.
Debemos leer y estudiar la Biblia porque es
totalmente confiable y sin error. La Biblia es única entre muchos auto-nombrados
libros “sagrados” porque no sólo ofrece enseñanzas morales y dice “Confía en
mí”, más bien, nos ofrece la oportunidad de probarla, corroborando cientos de
detalladas profecías que contiene, verificando los eventos históricos que
relata, y comprobando los hechos científicos que describe.
También debemos leer y estudiar la Biblia porque
existe mucha enseñanza falsa. La Biblia nos da la medida mediante la cual
podemos distinguir la verdad del error. Nos dice cómo es Dios. Tener una
impresión equivocada de Dios es adorar un “ídolo” o “dios falso”. Estamos
adorando algo que ¡no es Él! A través de sus textos, La Palabra de Dios nos enseña cuánto Él nos
ama (Romanos 5:6-8; Isaías 53:5).
Y así es como sabiendo esto, somos llevados a amarle a Él en respuesta (1 Juan 4:19).
La Biblia te equipará para servirle a Dios (2 Timoteo
3:17; Efesios 6:17; Hebreos 4:12).
Te ayudará a saber cómo puedes ser salvado de tus pecados y de sus últimas
consecuencias (2 Timoteo 3:15). Al meditar en ella y obedecer sus enseñanzas,
te llevará a una vida victoriosa (Josué 1:8; Santiago 1:25).
La Palabra de Dios te ayudará a ver el pecado en tu vida y te ayudará a
deshacerte de él (Salmos 119:9,11).
Será una guía para tu vida, haciéndote sabio (Salmo 32:8; 119:9,11;
Proverbios
1:6). La Biblia te librará de perder años de tu vida en lo que no
dura ni tampoco importa (Mateo 7:24.27).
Leer y estudiar la Biblia te ayudará a ver más allá
del “atractivo anzuelo” de las tentaciones pecaminosas, para que puedas
aprender de los errores de otros, en vez de experimentarlos tú mismo. La
experiencia es un gran maestro, pero cuando se trata de aprender del pecado, es
un duro y terrible maestro. Es mucho mejor aprender de los errores ajenos. Hay
tantos personajes bíblicos de quiénes aprender, tanto modelos positivos como
negativos, que con frecuencia proceden de la misma persona en diferentes etapas
de su vida. Por ejemplo, David, en su reto al gigante Goliat, nos enseña que
Dios es más grande que cualquier cosa a la que quiera que nos enfrentemos (1 Samuel 17).
Por otro lado, David, al ceder a la tentación y cometer adulterio con Betsabé,
nos revela el largo alcance y las terribles consecuencias que puede acarrearnos
un “momento de placer” (2 Samuel 11).
El conocer la Biblia nos da una paz y una esperanza real cuando todo a nuestro
alrededor parece desmoronarse (Romanos 15:4; Salmo 112:7;
Habacuc
3:17-19).
La Biblia es un libro que no es sólo para leerse. Es
un libro para estudiarse, a fin de poder ser aplicado a tu vida. De otra
manera, es como tragarse el bocado de comida sin masticarlo y después escupirlo
de nuevo... sin ningún valor nutricional aprovechado. La Biblia es la Palabra
de Dios. Como tal, es tan necesaria como las leyes de la naturaleza. Tú puedes
ignorarla, pero lo harás para tu propio mal. La importancia que tiene la Biblia
en nuestras vidas no puede ser lo suficientemente enfatizada. El estudiar la
Biblia puede compararse al extraer oro de una mina. Si haces un pequeño
esfuerzo y sólo “ciernes las piedras en el arroyo” sólo encontrarás un poco de
polvo de oro. Pero si te esfuerzas en realmente “excavar en ella”, tu
recompensa será de acuerdo a tu gran esfuerzo.
Aprecia
este gran libro que Dios nos ha entregado en nuestras manos y que ha permitido
que sea tan asequible.
¡Lee
y estudia la Biblia!
“Nunca
se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche
meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está
escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien”.
(Josué 1:8)
¡Dios te
bendiga!