Las
tentaciones están a la orden del día en todo lugar donde vayamos. Recordemos
que es esencial rechazarlas y huir de ellas, pues una vez que se da el primer
paso, muchas veces no se puede retroceder y borrar. Nuestras decisiones
permanecen, así como sus consecuencias.
La vida está llena de experiencias positivas y negativas, situaciones que hemos vivido de las que nos hemos arrepentido. Algunos de nosotros si tuviéramos la potestad de regresar el tiempo y no cometer algunos errores que cometimos, no dudaríamos en hacerlo.
La vida está llena de experiencias positivas y negativas, situaciones que hemos vivido de las que nos hemos arrepentido. Algunos de nosotros si tuviéramos la potestad de regresar el tiempo y no cometer algunos errores que cometimos, no dudaríamos en hacerlo.
Pero
la realidad es que no manejamos los tiempos, que las cosas que hicimos, están
hechas y por más que quisiéramos que no fueran así, lo son.
Frente
a esto, tengo dos opciones: Vivir recordando mi pasado sintiéndome miserable o
ver hacia adelante y aceptar el perdón de Dios.
Y
es que pareciera que muchos de nosotros pasamos la mitad de nuestras vidas
viendo hacia atrás, recordando nuestros errores. No está mal que sintamos culpa
por lo malo que hicimos, por las decisiones precipitadas que tomamos o por
cualquier cosa que como resultado trajo vergüenza o desorden a nuestra vida. Lo
incorrecto es no reconocer que, si nos arrepentimos, Dios ya nos ha perdonado y
no tiene más memoria de nuestras maldades.
En
medio de todo esto, la buena noticia es que Dios sigue siendo un Dios de
segundas oportunidades y aun cuando no podemos retroceder, sólo Él puede borrar
y darnos un nuevo comienzo.
La
Biblia dice en Miqueas 7:19 “El volverá a tener misericordia de
nosotros; sepultará nuestras iniquidades, y echará en lo profundo del mar todos
nuestros pecados”.
También
Jeremías 31:34 en la parte final del
versículo dice: “…porque perdonaré la
maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado”.
En
la Traducción al Lenguaje Actual, específicamente en Hebreos 10:17 dice: “Y nunca
más me acordaré de sus pecados y maldades”.
Estos
tres pasajes bíblicos nos hablan de la realidad según Dios y no de acuerdo a lo
que creemos. Para nosotros es difícil creer que Dios se olvida de nuestros
errores, pero para Dios es fácil hacerlo, porque su naturaleza divina, amorosa
y misericordiosa lo permite.
¿Qué
haces sufriendo por los recuerdos de tu pasado? ¿Por qué sigues con tu mirada
hacia atrás? ¿Acaso Dios no te ha perdonado? ¿Acaso tu pecado es demasiado
grande como para obtener perdón? ¿No hay pecado tan grande, según tú, que Dios
no perdone? ¿No hay error que no tenga solución con Dios?
Dios
sabe que lo que hiciste te avergüenza, que realmente no lo tenías que hacer,
pero aun así fuiste seducido a hacerlo. Sin embargo su perdón para tu vida está
disponible hoy en día, Él quiere perdonarte, quiere sanar tus heridas, limpiar
tu maldad y darte una nueva oportunidad, porque Él es el Dios de las nuevas
oportunidades ¿Por qué no aceptas su perdón? ¿Por qué no olvidas tus errores y
comienzas a disfrutar de su libertad? Esa libertad que sólo su perdón te da.
Por
último, te dejo este texto de parte del corazón de Dios para ti.
“Yo soy el que
por amor a mí mismo
borra tus transgresiones
y no se acuerda más de tus pecados”.
borra tus transgresiones
y no se acuerda más de tus pecados”.
Isaías 43:25
(NVI)
¡Acepta hoy su
Perdón!
Si
aún no has aceptado a Cristo por favor haz la siguiente oración para recibirlo
en tu corazón, que puedas obtener Su perdón y puedas así tener Vida Eterna por
medio de Cristo Jesús:
Dios mío,
reconozco que soy un pecador y me arrepiento de todos mis pecados. Creo en mi
corazón que Jesucristo es el Señor y que es tu Hijo amado. Reconozco que Cristo
murió por mis pecados, y que Tú le resucitaste de entre los muertos. Yo abro
las puertas de mi corazón, recibo tu perdón y te recibo como mi Señor y mi
Salvador, amén.
Si
has hecho esta oración y lo has creído en tu corazón, entonces Dios te ha
perdonado y hay gran gozo en el cielo. Puedes contactarnos vía mensajes o
acercarte a una iglesia evangélica cerca de donde vives y hablarle de esto al
pastor o pastora. Esperamos que perseveres en la fe.
¡Dios te
bendiga!