martes, 8 de diciembre de 2015

Aunque ande en valle de sombras



Muchas veces en nuestro diario vivir sentimos que nuestro día está gris, lleno de nieblas, como un bosque donde la vegetación es espesa y a veces perdemos el rumbo de tal manera que no sabemos con certeza si vamos avanzando o retrocediendo, de hecho, a veces sentimos que pasamos por el mismo lugar como si estamos dando vueltas en círculo. El camino se nos hace angosto y por momentos perdemos de vista el sendero que tan claramente se veía al principio.


A ti que estás en esta situación quiero hacer algo más que animarte; quiero que allí donde estás te tomes por lo menos 30 segundos, cierra tus ojos, limpia tu mente de todo pensamiento, respira profundamente y descansa. ¡Vamos, deja de leer y hazlo ahora mismo!

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Si ya lo hiciste espero que te sientas un poco mejor. Esto NO es una fórmula mágica, sé que eso que te preocupa aún está ahí; lo que quiero es que entiendas que necesitas descansar, necesitas hacer el ejercicio que acabas de hacer por más tiempo y con mayor frecuencia, de esa forma tu mente estará más lúcida y podrás tomar mejores decisiones. Eso es lo que hacen las personas cuando están en el bosque; al momento de perder el rumbo se sientan, descansan y luego retoman el camino (y de paso aprecian lo que está a su alrededor).

En el Salmo 23 verso 4, el entonces joven David expresaba confianza en Dios porque sabía que aún en el peligro la presencia de Dios estaba con él y la vara y el cayado de Dios le infundían el aliento que necesitaba (verso 4b) y también sabía que sería guiado por sendas de justicia (verso 3b).

Así que ten ánimo y prosigue la meta. De la manera como leíste esta reflexión hasta el final también sé que llegarás al final de tu propósito en la vida. ¿Quieres saber por qué lo sé? porque “estoy seguro de que Dios, quien comenzó la buena obra en ustedes, la continuará hasta que quede completamente terminada el día que Cristo Jesús vuelva” (Filipenses 1:6 NTV)


¡Dios te bendiga!