viernes, 24 de julio de 2015

Cuando el cielo hace Silencio.


“Oh Dios, no guardes silencio; No calles, oh Dios, ni te estés quieto. Porque he aquí que rugen tus enemigos, Y los que te aborrecen alzan cabeza.
Salmos 83:1-2 

Diré a Dios: Roca mía, ¿por qué te has olvidado de mí? ¿Por qué andaré yo enlutado por la opresión del enemigo?”
Salmos 42:9


Una de las pruebas que podemos esperar encontrar en nuestro viaje con Dios, es la prueba de la confianza. Cuántas veces le decimos a Dios “¿Qué es esto? ¿Qué haces? ¿Qué pasa? No entiendo esto”.


A veces lo que nos pasa pareciera llevarnos en la dirección exactamente opuesta a la que creemos que Dios nos ha revelado.


Es por esto que tanta gente claudica y fracasa, y regresa a lo que les parece más fácil y rápido. Si estás hoy en un lugar en que lo que te sucede no parece tener sentido alguno, confía en Dios de todos modos. 


Una de las lecciones que he aprendido a lo largo de los años es: no hay tal cosa como confiar en Dios y no obtener respuesta. Mientras Dios nos enseña a confiar, siempre habrá cosas en la vida que no podemos entender. 


Cuando el cielo hace silencio, he aprendido que necesito ocuparme en lo que Dios me ha dicho, y seguir confiando en él. 


Dios hará que todas las piezas de nuestro rompecabezas finalmente funcionen en armonía para cumplir su propósito, aunque no veamos la solución inmediatamente, ni mañana.

Las respuestas de mañana por lo general no llegan hasta que termina el día de hoy.


Debemos decidirnos a confiar en Dios cuando no entendemos que es lo que pasa en nuestra vida. 


¡Anímate!, ¡No desmayes!, ¡Confía!, Dios nunca te abandonará, porque ese jamás ha sido su estilo, al contrario, su estilo es sorprenderte siempre con respuestas que nunca imaginaste y que son perfectas, tanto en su forma como en su tiempo. (1 Corintios 2:9)


¡Puede que el cielo haga silencio, pero que no te quede dudas que Dios sigue trabajando en tu respuesta!

“Bendito el varón que confía en Jehová, y cuya confianza es Jehová”.
Jeremías 17:7 

Los que miraron a él fueron alumbrados, Y sus rostros no fueron avergonzados. Este pobre clamó, y le oyó Jehová, Y lo libró de todas sus angustias
Salmos 34:5-6


!Dios te bendiga!