viernes, 8 de enero de 2016

La Inerrancia Bíblica y su Importancia



Definición del término inerrancia

La doctrina de la inerrancia enseña que cada una de las palabras originales de las Escrituras, cuando se interpreta correctamente, es absolutamente veraz. Es una doctrina que consiste básicamente en la falta de error o de fallas en las Sagradas Escrituras, las que, al ser inspiradas por Dios mismo, siempre dicen la verdad, y no se equivocan; Por este motivo, la Biblia es la máxima autoridad, tanto en temas doctrinales, como en temas morales y espirituales.


Esta simple definición está siendo atacada por varios frentes, y es nuestra responsabilidad defenderla. Si se pierde tan solo una palabra, se pierde la voz de Dios. Tristemente, muchos creen que Dios solamente inspiró a los autores humanos. Esto deja lugar para que la gente piense que los autores, aunque ‘inspirados’, pudieron introducir errores a la hora de escribir.

Sin embargo, es imposible que haya entrado un error durante el proceso de escribir la Biblia, ya que Dios habla de la inspiración no solo a nivel de los autores (2 Pedro 2:20-21), sino también a nivel del texto mismo. El apóstol Pablo escribió: “toda la Escritura es inspirada por Dios” (2 Timoteo 3:16). Usted puede observar que Pablo no dice que todos los autores fueron inspirados por Dios, sino todo el texto. Podemos decir entonces que la Biblia fue escrita por hombres, en sus propias palabras, pero fueron guiados por el Espíritu Santo de tal forma que las palabras que escribieron eran las palabras de Dios, como si Dios mismo las hubiera escrito con su dedo. El resultado es un texto 100% humano y 100% divino.

Vivimos días en los que hay una tendencia a encogerse de hombros cuando se nos confronta con el error. En vez de preguntar como Pilato “¿Qué es la verdad?”, el hombre posmodernista dice, “Nada es verdad” o quizá “La verdad existe, pero no podemos saberla.” Hemos crecido acostumbrados a ser engañados, y mucha gente parece cómoda con la noción de que la Biblia también contiene errores.

La doctrina de la inerrancia bíblica es extremadamente importante, porque la verdad sí importa. Este hecho se refleja en el carácter de Dios y es fundamental para nuestro entendimiento de todo lo que enseña la Biblia.

Estas son algunas razones por las que debemos creer absolutamente en la inerrancia bíblica:

1. La Biblia misma declara ser perfecta. “Las palabras de Jehová son palabras limpias, como plata refinada en horno de tierra, purificada siete veces.” (Salmos 12:6). “La ley de Jehová es perfecta, que convierte el alma; el testimonio de Jehová es fiel, que hace sabio al sencillo.” (Salmos 19:7). “Toda palabra de Dios es limpia;” (Proverbios 30:5). Estas afirmaciones de pureza son declaraciones absolutas. Nótese que no dice “Casi todas las Palabras de Dios son puras” o “la Escritura es casi perfecta.” La Biblia argumenta una completa perfección, sin dar lugar a teorías de “perfección parcial.”

2. La Biblia se sostiene o cae como un todo. Si se descubriera que un periódico importante rutinariamente contuviera ciertos errores, sería rápidamente desacreditado. No habría diferencia en decir “Todos los errores fueron confinados a la página 3.” Para que un periódico pueda ser confiable en todas sus secciones, debe ser verídico en todo su contenido. De la misma manera, si la Biblia fuera inexacta cuando habla de geología, ¿por qué se confiaría en su teología? O es un documento confiable, o no lo es.

3. La Biblia es un reflejo de su Autor. Todos los libros lo son. La Biblia fue escrita por Dios Mismo, al obrar a través de los autores humanos mediante un proceso llamado “inspiración.” 2 Timoteo 3:16 dice, “Toda la Escritura es inspirada por Dios” (literalmente, “es respirada por Dios”). Ver también 2Pedro 1:21 y Jeremías 1:2

Creemos que Dios, quien creó el universo, es capaz de escribir un libro. Y que el Dios que es perfecto es capaz de escribir un libro perfecto. El punto no es sólo “¿Tiene la Biblia un error?”, sino “¿Puede Dios cometer un error?” Si la Biblia contiene verdaderos errores, entonces Dios no es omnisciente y es capaz  Él Mismo de cometer errores. Si la Biblia contiene información errónea, entonces Dios no es veraz, sino un mentiroso. Si la Biblia contiene contradicciones, entonces Dios es el autor de la confusión. En otras palabras, si la inerrancia bíblica no es verdad, entonces Dios no es Dios.

4. La Biblia nos juzga, no viceversa. “Porque la palabra de Dios... discierne los pensamientos y las intenciones del corazón” (Hebreos 4:12). Nótese la relación entre “el corazón” y “la Palabra”. La Palabra examina; el corazón está siendo examinado. El reacomodar partes de la Palabra por cualquier razón, es voltear un verso de cabeza. Nos convertimos en los examinadores, y la Palabra debe ser sometida a nuestro “superior escrutinio.” Sin embargo Dios dice, “Mas antes, oh hombre, ¿quién eres tú, para que alterques con Dios?” (Romanos 9:20).

5. El mensaje de la Biblia debe ser tomado como un todo. No es una mezcla de doctrina sobre la que tengamos libertad de elección. A mucha gente le agradan los versos que dicen que Dios los ama, pero les disgustan los que dicen que Dios juzgará a los pecadores. Pero simplemente no podemos entresacar y elegir lo que nos guste acerca de la Biblia y desechar el resto. Si la Biblia está equivocada respecto al infierno, por ejemplo, entonces ¿quién dice que es verdadera al hablar sobre el cielo – o sobre cualquier otra cosa? Si la Biblia no puede contener verazmente los detalles sobre la creación, entonces tal vez los detalles sobre la salvación tampoco puedan ser confiables. Si la historia de Jonás es un mito, entonces quizá también lo es la historia de Jesús. Por el contrario, Dios ha dicho lo que ha dicho, y la Biblia nos presenta un cuadro completo de quien es Dios. “Para siempre, oh Jehová, permanece tu palabra en los cielos” (Salmos 119:89).

6. La Biblia es nuestra única norma para la fe y la práctica. Si no es confiable, entonces ¿en qué basamos nuestras creencias? Jesús pide nuestra confianza, y eso incluye confiar en lo que Él dice en Su Palabra. Juan 6:67-69 es un hermoso pasaje. Jesús justo había presenciado la partida de muchos que habían afirmado que lo seguirían. Entonces Él se volvió a los doce apóstoles y les preguntó, “¿Queréis acaso iros también vosotros? Le respondió Simón Pedro: Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna.” Que tengamos la misma confianza en el Señor y en Sus palabras de vida.

La inerrancia bíblica no significa que debemos dejar de utilizar nuestras mentes o aceptar ciegamente lo que alguien dice de la Biblia. Somos exhortados a estudiar la Palabra (2 Timoteo 2:15), y aquellos que la escudriñan son elogiados (Hechos 17:11). También reconocemos que hay pasajes difíciles en la Biblia, así como sinceros desacuerdos sobre su interpretación. Nuestra meta es aproximarnos reverentemente y en oración a la Escritura y cuando encontremos algo que no entendamos, oremos más intensamente, estudiemos más, y – si aún así nos elude la respuesta – reconozcamos humildemente nuestras propias limitaciones ante la perfecta Palabra de Dios.



¡Dios les bendiga!