domingo, 28 de agosto de 2016

Una cita en el Altar. 2da. parte: La disciplina de la oración.


Con el fin de enseñarlos, Cristo le indicó a sus seguidores que había tres valores que debían considerar:

A.- El entorno de la oración.
B.- La motivación de la oración.
C.- La Esencia de la oración.

El entorno se refiere al lugar de intimidad en búsqueda de su presencia y a la idea de apartarnos a solas con Él.

La motivación tiene que ver con lo que nos mueve realmente a orar. Nos advierte de no orar afectados por la hipocresía porque, en ese caso, la oración estaría mediatizada por un pecado.


La esencia es el contenido de nuestra plegaria. En ese sentido, Jesús dijo “Vosotros, pues oraréis así”: De manera que asombra que la iglesia cristiana haya concedido tan poca importancia al deseo del Señor, El Padrenuestro fue reducido a una repetición vacía.

¿Cuánto tiempo apartamos durante nuestro día para estar en la presencia de Dios?; ¿Qué lugar tiene la oración en nuestra vida? Cristo nos habló de tres dimensiones en las cuales podemos articular nuestra oración: Pedir, llamar y buscar (Lucas 11:9). Es impresionantemente triste cómo hemos relacionado la oración sólo con pedir. Pedir siempre es más fácil.  El problema con esa postura es que ignora los elementos más sublimes de la vida de oración, como lo son, llamar y buscar.  El salmista nos lo recuerda: “Oh Jehová, de mañana oirás mi voz, de mañana me presentaré delante de ti y esperaré…” Salmo 5:3.

“Es impresionantemente triste cómo hemos relacionado la oración sólo con pedir”

Tenga la  absoluta seguridad de que cuando se acerque a la presencia de Dios en oración usted va a ser cambiado, porque nadie se acerca a Él para permanecer igual.  Permítame decirle esto con un ejemplo ordinario: ¿Sabe usted por qué la grasa se derrite cuando se acerca al fuego? Se derrite porque ante el fuego ella no tiene opciones. Cuando se acerca al calor, la grasa pierde su propia naturaleza, el fuego la domina; Lo único que puede hacer para no ser transformada es no acercarse.  Si te acercas a la presencia de Dios en oración vas a ser cambiado.  Ningún ser humano puede acercarse a Dios y permanecer igual.  No te preocupes por el discurso en la oración; no te angusties por las palabras; no midas el tiempo. Orar no es competir con nadie.  Si no tienes nada que decir, ¡Por Dios, No digas nada! Quédate en el silencio de su augusta presencia y deja que su Espíritu te toque. Tu sollozo, tu silencio, tu llanto, tu gemir, tu humillación; tu reverencia ¡Todo eso junto es oración!

Nuestro Padre está esperándonos en el altar.  Después de estar con Él nunca seremos iguales “…porque los ojos del Señor están sobre los justos y sus oídos atentos a sus oraciones…” 1 Pedro 3:12.  Separa tiempo para estar en oración y descubrirás la verdadera vida de un cristiano. Nadie sale de la presencia de Dios igual que como llegó. Entra en el Lugar Santísimo. Hace mucho que Él te espera.
  
Hay muchos creyentes que desean tener un tiempo de intimidad con Dios porque intuyen que eso es bueno y agrada al Señor, pero pronto se desaniman y lo abandonan porque descubren que la práctica de la oración tiene evidentes dificultades naturales que no se experimentan en ninguna otra de las disciplinas devocionales. 

Cuando alguien decide tener un encuentro en oración, surgen de inmediato una o varias de estas dificultades: Sueño, cansancio, falta de concentración, diversas interrupciones, (llaman a la puerta, timbra el teléfono…) miedo, dolores, visitas inesperadas, etc. Sin embargo, si Ud. decide ver una película, leer la prensa, disfrutar de su programa favorito en TV., o descansar en una playa; no aparece ninguno de estos accidentes.

¿Se ha preguntado alguna vez por qué ocurre eso? Se lo diré en términos coloquiales: ¡Porque su oración causa terror en el infierno! Un gran hombre de oración  lo expresó así:

“La preocupación principal del diablo  es impedir la oración de los cristianos. Él no le teme gran cosa a los estudios; tampoco hace caso a nuestros programas, ni a  la religión que se caracteriza por la falta de oración. Él se ríe de nuestro trabajo, se burla de nuestra sabiduría... ¡Pero TIEMBLA cuando oramos!”

La oración desencadena la presencia de Dios de una forma sobrenatural, porque la verdadera oración no es una actividad normal; es un acto de guerra espiritual. La Palabra de Dios nos reseña el momento cuando Salomón oró durante la consagración del Templo: “…Cuando Salomón acabó de orar, descendió fuego de los cielos, y consumió el holocausto y las víctimas; y la gloria de Jehová llenó la casa.  Y no podían entrar los sacerdotes en la casa de Jehová, porque la gloria de Jehová había llenado la casa de Jehová.” 2 Crónicas 7:1-2.   La disciplina de la oración produce por sí misma una reacción en el mundo espiritual que las fuerzas de las tinieblas no soportan.  Por eso es que responden con violencia tratando de anularla. Un cristiano tiene que saber eso; debe entender cómo funcionan Dios y Satanás durante el proceso de la oración. Tenemos que aprender que la oración no es meramente una “actividad religiosa”, sino una relación con Dios que tiene que ser cultivada, porque es la vida misma de un hijo de Dios.

“Tenemos que aprender que la oración no es meramente una “actividad religiosa”, sino una relación con Dios que tiene que ser cultivada, porque es la vida misma de un hijo de Dios”.

La vida de oración va a producir cambios en tu vida que tú a veces no buscas ni esperas, por la sencilla razón de que todo el que se acerca a Dios se llena de Dios, a la manera de Dios.  “Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros. Pecadores, limpiad las manos; y vosotros los de doble ánimo, purificad vuestros corazones”.  Santiago 4:8

Cornelio, un centurión romano, fue un militar invasor de Israel en la Palestina del siglo uno.  Era de esperarse que fuera malvado y pagano, pero la Biblia dice que “oraba a Dios siempre”. No sabemos cuándo, cómo y dónde ocurrió su conversión; lo que sí sabemos es que “oraba” y esa vida de oración convirtió a un pagano enemigo del pueblo de Dios en un instrumento para que el glorioso Evangelio de Cristo afectara a todo el mundo gentil. ¿No le parece eso maravilloso? El gran apóstol Pedro vio con sus propios ojos cómo el Espíritu Santo cayó sobre una congregación de “odiosos gentiles” que Cornelio había reunido.

No te desanimes porque orar sea con frecuencia una tarea difícil.  No puede ser de otra manera.  Nunca te sientas derrotado aun cuando no puedas realizar la oración.  No te angusties si no sientes gozo.   Él ha dicho que estará con nosotros “Todos los Días hasta el fin”.
 
Tengo la absoluta convicción de que la vida de oración es, sin lugar a dudas, la práctica que produce más transformaciones en cualquier persona. Cuando alguien descubre esa verdad está a punto de asistir al escenario donde van a ocurrir los más importantes cambios de su vida.  Orar, ciertamente nunca ha sido, no es, y jamás será algo ligero o fácil.  En la práctica de la oración siempre habrá: 1.- Un hombre finito que se acerca al trono de la gracia. 2.- Un Dios infinito que ama al hombre y siempre le responde, y 3.- Un enemigo de Dios y del hombre, cuyo esfuerzo fundamental es anular la oración como sistema.

Nunca te rindas.  Detrás de una montaña siempre habrá un valle.

Por el pastor Néstor Blanco



¡Dios te bendiga!