lunes, 15 de agosto de 2016

Siguiendo lo invisible


El galgo inglés o greyhound es un perro de caza de cuerpo delgado y muy veloz. En cambio, el bloodhound o perro de San Huberto, también es un perro de caza que si bien no es ágil como el primero, cuenta con un gran olfato. Como el galgo se fía de su destacada vista para cazar, si no ve a su presa se rinde enseguida. Por el contrario, el bloodhound jamás se da por vencido porque utiliza su olfato para cazar. Estas dos razas nos muestran nuestro modo de vivir. “La vida del greyhound” que sólo sigue la realidad evidente a sus ojos y “la vida del bloodhound” que sigue los valores invisibles a nuestros ojos hasta el final.



El primero, alcanza el éxito rápidamente tanto en el estudio como en el trabajo. También hace lo mismo con la oración, la adoración y la obediencia: se esfuerza al máximo una o dos veces, pero se rinde fácilmente cuando no ve lo que desea de forma rápida. Si no ve lo que desea se frustra y se da por vencido.

Vemos este tipo de comportamiento en cristianos que al poco tiempo de aceptar al Señor enseguida pretenden alcanzar grandes logros o posiciones, muchas veces guiados por motivadores vendedores de un evangelio barato o por sus estilos de vida mundanos no rendidos a los pies del Señor.

El apóstol Pablo aconseja que no es prudente colocar a una persona con poco tiempo en los caminos del Señor en posiciones de la iglesia o en ministerios debido a que el envanecimiento acaba con la vida espiritual de ellos y caen en condenación (1 Timoteo 3:6). Estas personas aún no tienen el fundamento y los conocimientos necesarios para avanzar sin darse por vencidos, es importante que desarrollen sus sentidos espirituales, y eso se logra con tiempo y mucha paciencia poniendo a un lado lo visible y enfocándonos en la fe. La vida de fe no es una carrera de velocidad es una carrera de perseverancia o persistencia.

No obstante, el segundo persevera en el estudio y en el trabajo, y avanza sin darse por vencido aunque no se vea a simple vista.

“Pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán”.

Así como el bloodhound para llegar a su objetivo confía más en su olfato que en su vista, el creyente que tiene una vida de fe avanza sin ver porque confía más en lo que ha creído que en lo que muestran las circunstancias. Sabe que la fe es mucho más que ver, es creer (Hebreos 11:1)

La vida de fe del fiel debe ser como este último. Y debemos seguir confiando hasta el final en Dios que es invisible pero que obra con Su gracia por nosotros. Si afilamos nuestros sentidos espirituales y seguimos la Palabra confiando en ella, llegaremos al destino.

Te animo a no tomar en cuenta las circunstancias que ves a tu alrededor, si Dios te dio una palabra, una promesa, confía en ella aunque veas lo contrario por el momento; lo que Dios dice se cumple (Números 23:19; Josué 21:45; 1 Corintios 1:9)

“Por tanto, mis amados hermanos, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que en el Señor vuestro trabajo no es en vano”.

“He aquí, tenemos por bienaventurados a los que sufren. Habéis oído de la paciencia de Job, y habéis visto el fin del Señor, que el Señor es muy misericordioso y compasivo”.


¡Dios te bendiga!